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La 25 del Athletic espera en Sevilla

Álvaro Fernández Cadierno

Santiago Bernabéu 1985, Mestalla 2009, Vicente Calderón y Bucarest en 2012, Nou Camp (qué pardillos fuimos jugando en su casa) 2015 y la Cartuja sevillana en 2020 y 2021, ambas, por cierto, sin el calor de los aficionados. 7 finales en 39 años, 6 en los últimos 16. 7 citas con un idéntico patrón: las semanas previas siempre son semanas de ilusión, de nervios, de esperanza, de tensión, de incertidumbre, de presión por conseguir esa ansiada entrada para poder apoyar a tu Athletic Club.

Y 7 citas, también, con un final similar: lloros, tristeza, decepción, desconsuelo, rabia…, pero por encima de todo sentimiento de orgullo, de ser y de vivir por y para el Athletic. Un sentimiento que, final tras final, y pese a las derrotas, ha ido creciendo en el seno de la familia rojiblanca. Esa afición, que al igual que el equipo, ha sabido estar siempre a la altura de las circunstancias y es precisamente eso, lo que nos hace grandes.

El portero Julen Agirrezabala se entrena en Lezama (Foto: Athletic Club).

Casi cuatro décadas en las que hemos estado a las duras y a las maduras, disfrutando del camino hacia la final, pero dándonos de bruces con la terca realidad en el momento decisivo. Unas veces, casi siempre, porque nos cruzábamos en la final con Leo Messi, el mejor jugador de la historia. Otras, Atlético de Madrid y Real Sociedad porque, sin ser inferiores a ellos, nos derrotaron merecidamente, quien sabe si superados por la maldita presión de alzar un título que tanto se nos está resistiendo.

6 de abril de 2024. De nuevo Sevilla, de nuevo la Cartuja pero ahora sí, con un detalle que debe ser clave, que debe empujarnos hacia el éxito. Me refiero a esas 25, 30, 35.000 gargantas apoyando a los leones desde dentro del estadio. Otros tantos, los menos afortunados, desde la propia capital hispalense sin entrada sumando su aliento a los cientos de miles de aficionados y aficionadas que harán lo propio desde Bilbao, desde todos los pueblos de Bizkaia y de Euskadi… y a buen seguro que, también, a lo largo y ancho del planeta, porque si algo tiene el Athletic es que es un muy, pero que muy grande.

Iñaki Williams saluda tras ganar al Barça, en Copa, en San Mamés (Foto: Athletic Club).

Lo dicho, 2024, llega la octava final en 40 años y con ella los mismos sentimientos previos… y la gran pregunta: ¿será, por fin, este el año?, ¿sumaremos la número 25 en nuestras vitrinas? Lo que está claro es que el trabajo está casi hecho. Los hoteles cogidos, los viajes organizados y las banderas y camisetas rojiblancas preparadas para una nueva batalla.

Rubí, Cayón, Eibar, Alavés, Barcelona, Atlético de Madrid… el camino está transitado, lo hemos disfrutado y ya sólo nos falta dar el último pasito, subir el último peldaño. Doblegar a un rocoso Mallorca que no nos lo va a poner nada fácil. Somos favoritos, es cierto, pero eso no significa nada. No será nada sencillo ganar a un equipo que tiene la misma ilusión que nosotros, pero estoy convencido de que lo vamos a conseguir.

Decoración con motivos del Athletic Club en el Metro de Bilbao por la final de Copa de 2024.

Por Dani, por Joseba Etxeberria, por Andoni Iraola, por Iker Muniain, por los capitanes que en los últimos 40 años no pudieron levantar la Copa. Por una plantilla, con Valverde a la cabeza, que se lo merece. Por un club que es diferente, único en el mundo y nunca lo suficientemente reconocido. Por ellos, y por todos nosotros, por los que sí hemos visto ganar una final a los leones, y por los que sólo lo han soñado y lo quieren disfrutar.

Ya toca. Aurten Bai. Y como decía el gran Jose Iragorri, “Ahí te quiero ver, Athletic”. Y pese a no haber conseguido el premio de la victoria, este recorrido nos reafirma, una vez más, que somos muy grandes

· Por Álvaro Fernández Cadierno, Periodista 

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