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Garitano kanpora!: Cainismo y la Teoría de la Relatividad en el fútbol

Gaizka Garitano ayuda a levantarse a Aritz Aduriz en Lezama (Foto: Athletic Club).
Jagoba Tirado

El pasado sábado, me propuse palpar el sentimiento de la afición del Athletic Club en la calle. Disfruté del partido con una buena cerveza y la protocolaria distancia de seguridad. Lejos de familiares y amigos, rodeado de gente extraña con una religión común. Y hubo un lema que se repetía una y otra vez desde el pitido inicial: Garitano kanpora! Durante 76 minutos, el soniquete no cesó.

En un balón perdido, en un mal centro, en una ocasión errada, en una falta en contra. Luego llegaron los dos fogonazos de los leones y el ruido cesó. La alegría por el resultado, casi muda, lo engulló todo. Y yo pedí otra ronda para celebrarlo, faltaría más.

La reflexión llegó después, cuando apuré el vaso. Al parecer, el marcador se ha instalado en nuestros corazones. Al Athletic, uno de los ocho mejores presupuestos de LaLiga Santander, se le exige luchar por Europa. Es más, decepciona profundamente verle en los puestos más calientes de las clasificación al comienzo de temporada.

El cainismo roza lo exacerbado cuando, además, se pide jugar mejor. Mire usted, son apreciaciones que no comparto. Y lo dice uno que es pragmático hasta la médula en lo futbolístico, con un trocito de alma italiana incrustado en su disco duro. La única exigencia debe ser competir y, mientras tanto, moldear el futuro a corto y medio plazo con sensatez. Y, demonios, disfrutar del camino, por muy predregoso que sea.

Estamos olvidando porqué somos diferentes. O quizás ya no lo seamos tanto...

Gaizka Garitano durante el partido perdido en Granada (Foto: Athletic Club).

Transición en el Athletic de la mano de Garitano

Dicen que el fútbol no tiene memoria. Yo prefiero matizarlo: la tiene, pero es caprichosa. Un ejemplo más de la Teoría de la Relatividad aplicada a lo más importante de lo menos importante. Fantaseamos con la época dorada de Ernesto Valverde, a lomos de una bendita anomalía como Aritz Aduriz.

Sin embargo, hemos guardado en el cajón que Garitano llegó porque el equipo estaba en las catacumbas. Sinceramente, pelear por Europa fue un regalo que no supimos apreciar. Ahora, el técnico de Derio se encuentra en una encrucijada. Se le tacha de conservador, pero ante el Sevilla FC fue más valiente que nunca.

Le gusta el juego directo y el fútbol intenso, sin ambages, pero la nueva hornada reclama el balón. Solo Raúl García, su mayor competidor, se sabe el temario completo de lo que predica. Se le pide apostar por la juventud y también resultados inmediatos. En ese sentido, la victoria del pasado sábado fue gloriosa, pero se celebró con cierta apatía. ¿Ven la dicotomía rojiblanca?

Hace años que la primera plantilla está inmersa en un cambio de ciclo, que devoró a dos entrenadores capaces, y eso requiere grandes dosis de paciencia y humildad. Señoras y señores, mojen su gaznate con una buena ración de lúpulo y disfruten de su religión, imperfecta a veces, magnífica y magnética en su extensión. O apaguen el televisor y repliquen al viento, qué se yo.

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  1. Eki

    Garitano no es entrenador para el athletic, vete ya alkorta no pintas nada elizegi títere,