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Los ultras argentinos superan los límites

Aficionados del Club Atlético Chacarita. (Foto: ChacaOficial).
José Ríos

El fútbol en Argentina es una religión, se vive y se entiende de forma diferente al resto del mundo. Es mucho más que un deporte, representa un estilo de vida. Pero en la mayoría de los casos, esta situación se lleva a los extremos. Y, en este más concretamente, los extremos a veces pasan los límites y surge la violencia.

El término barra brava no es para nada desconocido en el fútbol argentino, en él se mezclan poder, pasión por el fútbol, negocios y (la mayoría de las veces) también política. Representan el mundo ultra en esta parte del mundo, pero poco tiene que ver con la forma en la que lo conocemos aquí.

Argentina y todo lo que rodea a su fútbol vive una de las etapas en las que mas violencia existe en las últimas décadas. El caso del Boca-River disputado en el Santiago Bernabéu el pasado año por los incidentes con el autobús de Boca Junior no fue un caso aislado, ni mucho menos.

Guerra total entre dos facciones de la barra brava de Atlético Chacarita

En los últimos días han ocurrido varios hechos con intervención de la policía incluida. La más sonada ha tenido varios altercados y tiene al Club Atlético Chacarita como protagonista, dentro de este club de la primera división argentina, ha habido enfrentamientos entre distintos bandos que conforman la barra brava. Lo llamativo es que el liderazgo de ambas facciones pertenece a dos hermanas, las hermanas Medina, enfrentadas a muerte desde hace varios meses, cuando se rompió la paz entre los bandos por la ambición de poder de las hermanas.

La hinchada del Atlético Chacarita durante un partido en su estadio. (Foto: ChacaOficial).

La mayor es la Dueña Angelica, pareja del mítico jefe de la barra Raul Escalante, quien luego pasó a la directiva dejando todos sus asuntos en manos de su hijo. Este fue detenido por narcotráfico al poco tiempo, por lo que Angelica heredó el manejo de todos los negocios, entre ellos la facción oficial de las barras, ganándose el odio de todos los barrios que se quedaron fuera de sus planes. Estos barrios fueron juntándose alrededor de la Negra Ana, como se llama a la hermana menor, quien quedó fuera del nuevo imperio junto a otros distinguidos pesos pesados de los barras bravas.

La situación era ya insostenible a comienzos de año y, desde abril, los dos bandos fueron armándose para la guerra total. La cual ha estallado y de qué manera. Angélica decidió reclutar colombianos, el grupo Somos Familia, como se denomina la facción de la Negra Ana, mantuvo conversaciones con peruanos a los que prometieron el manejo de la zona para sus actividades ilegales si accedían a prestarles su apoyo. Ante la complicación para encontrarse en el estadio, gracias al gran operativo que habían montado las autoridades, la situación derivó en más de cinco tiroteos en un mes que dejaron varios heridos de bala.

Intervención policial para evitar la violencia extrema

Los últimos diez días la situación se volvió insostenible: En el partido de liga contra San Martín de Tucumánen, en el que el Atlético Chacarita jugaba de local, miembros de Somos Familia decidieron preparar una emboscada a la facción oficial.

Gracias a la intervención de un vecino que vio movimientos extraños y avisó a la policía, no se produjo el drama. Fueron detenidas cuatro personas cuando merodeaban por varias calles a mitad del recorrido que hace la facción oficial habitualmente cuando acude al estadio. Pero lo llamativo no es el reducido número de miembros que consiguió detener la policía, si no las armas que les requisaron. Además de varias pistolas de distintos calibres, municiones y objetos punzantes, poseían una metralleta plateada marca Pam, con un recorrido de hasta 150 metros.

La Agencia Provincial de Seguridad Deportiva había propuesto un operativo cerrojo, su actuación estaba clara ya que la guerra estaba anunciada incluso por las redes sociales de los barras. Pero finalmente se terminó abortando ante los avisos de la posible actuación policial.

Nuevos enfrentamientos con violencia entre varias facciones de la barra de River Plate

Por otra parte, también ha sido noticia en Argentina los enfrentamientos entre dos secciones dentro de la barra de River Plate, lo que obligó a intervenir a la policía antes de que se produjera la batalla.

Ocurrió en la previa entre River y Godoy Cruz para un partido de la Copa Argentina. Sobre las seis de la tarde, la policía consiguió desbaratar una emboscada de la facción de Budge a la facción disidente que tenía como objetivo que estos últimos no accedieran al estadio. Fueron detenidas más de 50 personas, además de distintas armas. Entre ellas se encontraban una pistola con silenciador, otra con percutor a repetición, municiones y armas blancas de todo tipo que presagiaban la magnitud de lo que habría sido el posible enfrentamiento. Un poco más tarde, aparecieron más armas en los coches estacionados alrededor del estadio y el número de detenidos aumentó.

Estaban liderados por el actual jefe de la barra, Alejandro Medina, quién iba acompañado de su hijo. Ambos tienen condenas por violencia en el fútbol.

Los hinchas de River, durante un partido en el Monumental (Foto: @RiverPlate).

Desde una semana antes se decía que la vieja barra de River volvía a asistir a un partido, en este caso de Copa Argentina. Esta barra está liderada por los veteranos que llegaron al poder en la década de los noventa y lo mantuvieron hasta 2007. Unas horas antes del partido, 200 personas caminaban por las calles de Lanús con un lema claro: "Nosotros somos la historia".

Después de una década decidieron que era el momento de volver, aprovechando que el partido no era en el Monumental, donde River no vende entradas a los barras bravas, ya que tienen prohibida la entrada desde la final contra Boca.

Aprevide evitó el drama en la Copa Argentina

La organización para la Copa es diferente, por lo que los barras pudieron ir sacando las entradas con tarjetas de crédito y sin mostrar su identidad. Aún así, la policía les registró en las inmediaciones del Estadio, pero al no encontrarles ni alcohol ni armas, les dejó pasar. La zona del registro y el lugar donde se encontraba la facción de Budge esperándoles para el enfrentamiento apenas era de 400 metros. Cuando habían recorrido 100, alguien dio el aviso y la Aprevide (Agencia de prevención de violencia en el deporte) actuó con rapidez y pudo parar el enfrentamiento in extremis.

La hinchada de River en el partido de Copa Argentina frente a Godoy Cruz. (Foto: @RiverPlate).

El fútbol es una máquina de generar dinero y, precisamente por eso, genera muchos intereses. En Argentina se mezclan todos en un cóctel peligroso que incluye directivos, políticos y empresarios que dan poder a este sector. Las barras controlan muchos negocios y además se encargan de la reventa de entradas, organización o aparcamientos del estadio, entre otros asuntos. Demasiadas personas e intereses en juego que en muchas ocasiones terminan con consecuencias desastrosas como son estos dos últimos casos que, desgraciadamente, no serán los últimos.

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