La final de la Supercopa de España que se disputó de forma novedosa en Tánger y a partido único estuvo desde el principio salpicada por la polémica.
Una vez llegada la hora del partido, ésta no se alejó del mismo y muchos aficionados fueron cazados saltando muros y vallas que daban acceso al estadio para poder presenciar el partido sin aguardar una cola o pagando una entrada.