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Un estudio refleja el efecto de los psicodélicos en la función sexual: los participantes notaron mejoras durante meses

Científicos analizan el efecto de psicodélicos en la función sexual.
Escribo sobre salud entre médicos y deportistas

Anecdótica y cualitativamente se habla de que las sustancias psicodélicas afectan al funcionamiento sexual, sin embargo, hasta el momento, no se ha había evidenciado científicamente.

Un reciente estudio, pionero en este foco de investigación, ha comprobado que los hongos alucinógenos, el LSD y otros compuestos psicoactivos pueden ayudar a mejorar la función sexual durante meses después de la experiencia psicodélica.

El objetivo de los investigadores del Centro de Investigación Psicodélica del Imperial College de Londres era analizar los efectos de los psicodélicos en el funcionamiento sexual, pero también si cambian las percepciones de las personas sobre las relaciones sexuales, la exploración sexual y la espiritualidad.

Casi 300 participantes respondieron las preguntas de un cuestionario antes y después de la experiencia psicodélica, mostrando mejoras en una variedad de medidas relacionadas con el sexo durante varias semanas después de dicha experiencia.

Algunos participantes presentaban un cuadro depresivo

Un primer grupo estaba formado por personas que tomaban dichas sustancias con fines recreativos, de bienestar o ceremoniales, mientras que un segundo grupo lo formaron personas con un cuadro depresivo.

En este segundo grupo, una parte consumió psilocibina -compuesto que se encarga del efecto psicoactivo de los hongos alucinógenos- y la otra escitalopram -un tratamiento de primera línea para la depresión-.

Cabe destacar que las personas con trastorno depresivo mayor o que están tomando antidepresivos suelen reportar disfunción sexual, disminución de la libido, dificultades de excitación y orgasmos ausentes o retrasados en ambos sexos. ​

Mejoras hasta seis meses después de la experiencia psicodélica

Tras analizar las respuestas, en promedio, las personas informaron mejoras en el disfrute del sexo, la excitación sexual, la satisfacción con el sexo, la atracción por la pareja, su propia apariencia física, la comunicación y su sentido de conexión hasta seis meses después de la experiencia.

Además, la mitad de los que tomaron psilocibina informaron mejoras en la excitación sexual, el interés y la satisfacción con el sexo, mientras que la mayoría de las personas tratadas con el antidepresivo líder informaron disminuciones en el funcionamiento sexual.

Esto no significa que los psicodélicos provoquen una "hiperexcitación", sino que pueden transformar la forma en que las personas perciben y se relacionan con las experiencias sexuales.

Una puerta para emplear en entornos terapéuticos

El equipo de investigadores ve que estos hallazgos pueden utilizarse en una variedad de entornos terapéuticos, como la terapia de pareja o el tratamiento de la depresión.

"Esto es particularmente significativo dado que la disfunción sexual, a menudo inducida por antidepresivos, con frecuencia hace que las personas dejen de tomar estos medicamentos y posteriormente recaigan", explica Tommaso Barba, primer autor del estudio.

No obstante, es importante recalcar que el estudio se llevó a cabo en condiciones clínicas controladas por lo que el consumo de estas sustancias, además de que en muchos países no es legal, debe estar guiado por profesionales de la salud mental.

Sobre, los investigadores hacen hincapié en que los pacientes con depresión no deben intentar automedicarse con psicodélicos, ya que consumir estas sustancias sin un control médico puede tener graves consecuencias.

"Este estudio arroja aún más luz sobre los efectos de largo alcance de los psicodélicos en una variedad de funciones psicológicas. Si bien los hallazgos son realmente interesantes, todavía estamos lejos de una aplicación clínica clara, porque los psicodélicos aún no se han integrado en el sistema médico. En el futuro, es posible que podamos ver una aplicación clínica, pero se necesita más investigación", concluye el director clínico del Centro de Investigación Psicodélica, David Erritzoe.

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