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La indignación del Sevilla: ni segunda amarilla a Mingueza ni penalti de Lenglet

Momento en el que Lenglet toca con la mano en el área.
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El Sevilla estuvo cerca, muy cerca, de disputar la final de la Copa del Rey. Se quedó a escasos segundos de ello. No fue un buen partido de los pupilos de Julen Lopetegui, quienes se indignaron en el tramo final del choque. Fruto de la impotencia por el marcador pero también de algunas decisiones controvertidas del colegiado. Sánchez Martínez decidió no expulsar al barcelonista Mingueza en la jugada del penalti que erró Lucas Ocampos. Ya en la prórroga, el argentino forzó que el balón le diera en la mano a Lenglet en el área. Ni siquiera fue al monitor de televisión para ver la jugada repetida. Las protestas le costaron a los jugadores del Sevilla tarjetas amarillas y expulsiones. De Jong, ya en la grada tras ser sutituido, vio la roja. Al igual que uno de los ayudantes de Lopetegui. Reclamaban en ese momento el penalti de Lenglet. Un balón colgado desde la izquierda lo quiso controlar Ocampos, Lenglet esperaba pero como nadie la tocó el balón le rozó en el pecho y le golpeó el brazo derecho. Por mucho menos se han pitado bastantes penaltis en España, motivo por el que se desesperó el equipo sevillista.

La otra acción polémica fue menos protestada en su momento. Mingueza derribó claramente a Ocampos en el área. El sevillista lo había regateado y enfilaba a Ter Stegen, pero de forma sorprendente el colegiado no amonestó al defensor del FC Barcelona. Mingueza ya tenía amarilla, por lo que debía haber sido expulsado. Más tarde, en la jugada que dio origen al 2-0 de Piqué, Fernando sí vio su segunda amarilla por derribar a Trincao. Ahí no tuvo piedad un Sánchez Martínez que había dirigido bien el choque... salvo en esas dos acciones. ¿Habría cambiado el destino con el Barça en inferioridad en el tramo final? ¿Habría marcado el Sevilla, a la segunda, desde los once metros?