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Marcus Cooper y cómo vivió uno de los momentos más difíciles de su carrera: “Yo quizá me vomite encima, pero tirad”

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El deporte a veces nos regala gestas que bien podrían convertirse en el guion de alguna película o rellenar páginas enteras de algún libro de superación. Como lo que vivió Marcus Cooper en la final de la Copa del Mundo de K4 – 500 metros. El medallista olímpico consiguió competir en la carrera junto a sus compañeros Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade a pesar de tener varios síntomas de un principio de hipotermia justo antes de comenzar. La Real Federación Española de Piragüismo ha compartido el vídeo de cómo vivieron esos momentos de tensión antes de comenzar por el estado de salud de Cooper y la gesta que consiguieron y que ya es historia del deporte español. Puedes verlo en el vídeo superior.

Marcus Cooper y cómo vivió uno de los momentos más difíciles de su carrera

El piragüista español sufrió lo indecible en la semifinal y en la final de la Copa del Mundo de K4-500. Cooper despertó el mismo día de la competición con dolor de estómago y de cabeza. “Considerablemente débil”, declara él mismo en un hilo de Twitter al terminar de competir. “Intenté mantener la rutina con normalidad, teníamos un día duro por delante: semifinal y a las dos horas la final”.

A pesar del os síntomas, Marcus no podía dejar tirado a sus compañeros en un día tan importante. “No me pongo nunca malo y tenía que ser hoy”, comentaba a sus compañeros antes de competir. “Loperamida hidrocloruro, Paracetamol y a tirar. La semifinal fue muy muy dura para mí, acabé tremendamente exhausto y dolorido por todos lados. Pero nos salió una buena regata, clasificamos bien para la final. A las dos horas teníamos la gran final”, comenta el propio piragüista.

La gesta imposible

“Tras llegar a tierra de la semifinal, me costaba tenerme en pie. Estaba tiritando y con dolores por todas partes. Entré en hipotermia. Da igual la cantidad de ropa y abrigo que me pusiera encima, el frío no se iba y me tiritaban hasta los dientes. Y mareado”, asegura Cooper. “Ya se lo tuve que comentar a mis compañeros, claro, era imposible disimular tal estado. Pero no había nada que hacer, debía salir al agua a competir la final. Morir matando, como se dice. Fuimos para el agua, yo tiritando que parecía que bailaba. Mientras calentábamos para la final, digo ‘madre mía, a ver cómo hago ahora para hacer un 500m a morir’. Momentos antes de colocarnos en la salida, les dije a mis compañeros: ‘Lo siento, pero pase lo que pase, seguid con el ritmo de siempre. Yo quizá pierda la palada o me vomite encima, pero vosotros seguid con mente fría y no os rayéis’. Hicimos un regatón y llegamos en segundo puesto. Todavía no sé cómo. Ha sido una pasada”, termina de contar Marcus.

Una historia de superación que ha entrado de lleno en los libros de historia del deporte español.

Marcus Cooper, celebrando después de la carrera junto a sus compañeros. (@MarcusCooperW)

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