El mariscal estelar Aaron Rodgers ha recuperado su mejor momento cuando más lo necesita su equipo de los Packers de Green Bay que el domingo tendrán la gran prueba de fuego de enfrentarse a los Seahawks de Seattle del estelar Wilson Russell en partido de la Decimocuarta Semana de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).Rodgers y los Packers, que volverán a jugar en su histórico campo del Lambeau Field, convertido en diciembre en una auténtica tundra invernal, son conscientes que lo único que les vale para poder seguir con vida de cara a los playoffs es la victoria.
Precisamente cuando llega diciembre, último mes de la temporada regular de la NFL; Rodgers se crece y tiene 14 triunfos consecutivos como local.
Lo anterior representa malas noticias para unos Seahawks que vienen de perder a un jugador fundamental de la mejor defensiva de la NFL, el safety Earl Thomas.
Rodgers desde que llegó a la NFL tiene marca de 2-3 ante los Seahawks incluyendo la fase final y no es sorpresa que cada uno haya defendido de manera perfecta su casa.
Pero los Packers de 2016 han pecado de inconsistentes. Uno equipo que inició la campaña con etiqueta de protagonista y cuyo camino a los playoffs se ha visto complicado por sus irregularidades.
Lo mismo son capaces de ligar cuatro partidos admitiendo al menos 31 puntos, que permiten 26 totales en sus últimos dos encuentros.
Los Seahawks tampoco son un ejemplo de constancia, pueden ir a Nueva Inglaterra a imponerse de manera contundente a los Patriots o visitar Tampa Bay y anotar cinco puntos frente a los mediocres Buccaneers, que fueron los ganadores.
El equipo de Seattle encabeza la NFL con 16,2 puntos permitidos en promedio. Su ofensiva tiene tres juegos en la campaña en los que no ha conseguido un touchdown y dos en los que ha conseguido al menos 37 tantos. La única certeza de los Seahawks es que un triunfo combinado con una derrota de los Cardinals de Arizona les asegura el Oeste de la Conferencia Nacional (NFC).
Lo difícil será conseguirla en Green Bay, en donde totalizan 40 puntos en sus últimas tres visitas, el mismo marcador que tuvieron la pasada semana ante los desahuciados Panthers de Carolina.
La noche del domingo, los Cowboys, que han igualado la mejor marca del equipo con 11 triunfos seguidos, dejaron de pensar y hablar del Super Bowl y tendrán que centrarse en el duelo que van a protagonizar en el MetLife Stadium de East Rutherford (Nueva Jersey) ante sus rivales más directos los Giants de Nueva York.
La única derrota que han cosechado en lo que va de temporada la sufrieron en el primer partido de la temporada regular, en su campo, ante el equipo neoyorquino.
Los Giants perdieron el momento y una buena oportunidad de mantener el paso luego de que la semana pasada cayeran en Pittsburgh ante los Steelers para sufrir su primer revés en siete partidos.
Pero eso no los hace menos peligrosos, especialmente ante los Cowboys. Ocho de los últimos 10 enfrentamientos entre ellos se han decidido por siete puntos o menos.
El pasador novato revelación de la temporada, Dak Prescott, y el también primer año, el corredor Ezekiel Elliott, son los que han hecho posible que los Cowboys se encuentren como equipo líder de la NFL, por lo que tendrán la motivación especial de vengarse de la única derrota que han sufrido como profesionales.
En el triunfo de 20-19 de la semana 1, los Giants tomaron la ventaja a mediados del último cuarto y la defensiva secó al entonces inexperto ataque de los Cowboys, limitando a Elliott a menos de tres yardas por acarreo, el único equipo capaz de contener al potente corredor.
"Creo que definitivamente me ayudó a convertirme en el jugador que soy actualmente, tener algo que probar desde el inicio de campaña, salir al campo y recomponer el camino", declaró Elliott ante el duelo del domingo.
Desde entonces, los Cowboys han logrado cuatro remontadas para ganar el encuentro en el último cuarto.
Mientras que en los últimos cinco partidos, Prescott tiene 10 touchdowns sin interceptaciones y la defensiva no ha permitido más de 17 puntos en siete partidos esta campaña.
Un triunfo la noche del domingo les asegura el título del Este de la NFC.
Otro mariscal estelar, Tom Brady y los Patriots están en pos del título de la División Este en la Conferencia Americana (AFC), lo único que se interpone en su camino es la mejor defensiva en yardas permitidas y la segunda mejor en puntos admitidos.
Sin embargo, de forma inexplicable para los Ravens de Baltimore, ese encanto parece desaparecer siempre que se enfrentan a Nueva Inglaterra al menos en campaña regular.
Los Patriots con Bill Belichick al frente del equipo tienen siete triunfos en ocho duelos de temporada regular, mientras que en la fase final, la situación es otra, con dos victorias en tres duelos para los Ravens.
El equipo de Baltimore, que necesita de un triunfo la noche del lunes para mantenerse en control del Norte de la AFC sin requerir ayuda externa, ha ganado cuatro de sus últimos cinco partidos y en cada uno de esos triunfos, su rival no ha conseguido más de 14 puntos.
Pero salvo la derrota de 16-0 en la semana cuatro, un duelo en el que el pasador titular fue Jacoby Brissett, los Patriots no han anotado menos de 22 puntos.
El primer partido de la decimocuarta semana se jugó en jueves cuando los Chiefs de Kansas City vencieron 21-13 a los Raiders de Oakland y ambos se encuentran empatados en el primer lugar de la División Oeste de la AFC.
El resto de los encuentros los protagonizan Buffalo-Pittsburgh, Titans-Broncos, Filadelfia-Washington, Miami-Arizona, Carolina-San Diego, Cleveland-Cincinnati, Detroit-chicago, Indianápolis-Houston, Jacksonville-Minnesota, San Francisco-Nueva York Jets, Tampa Bay-Nueva Orleans y Los Angeles-Atlanta.