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Entrenar el calor: "¿De dónde saco yo los 20º que me faltan?"

Uno siempre quiere lo que no tiene: la camiseta con el ‘10’ de Paulo Futre que no te compraron tus padres en su día, el Ten de Pearl Jam original que le dejaste a aquella novia del pueblo que era para siempre pero se quedó en nunca o el calor. Yo ahora quiero calor, mucho calor, y en Madrid no lo tengo. O no tengo todo el que necesitaría. Yo quiero un calor de treinta y cinco-cuarenta grados, un calor sahariano y crudo, anaranjado y tormentoso. Pero desafortunadamente, no lo tengo.

Y claro, preparando el Marathon de Sables, esto puede llegar a ser un problema. Dice la página oficial de la carrera que esta puede desarrollarse, y cito textualmente, “en un momento en el que la temperatura puede rozar los 50 grados a pleno sol”. Creo que no he estado bajo cincuenta grados en la vida, Hulio, pero bueno, forma parte del encanto de la carrera. Supongo.

De una manera u otra, y teniendo en cuenta que en la capital, en el mejor de los casos, el termómetro estará llegando a 25 grados, es más que evidente que hay que ponerle mucha imaginación al hecho de salir a correr en unas condiciones que, de alguna manera, puedan asemejarse a lo que nos vamos a encontrar en el Sáhara.

Por suerte, hay gente con capacidad de invención. Hablamos de Omar Tayara, triatleta olímpico en Pekín 2008 y, en adelante, mi entrenador. Él es el encargado de que un martes cualquiera esté corriendo 18 kilómetros en la cinta del gimnasio, con una mochila cargada con 12 kilos y una camiseta térmica, gorro y guantes si fueran necesarios, para no perder y, añadiría, para generar un poco más de calor corporal y acercarnos sensorialmente al Sáhara. Él sabe cómo hacer para entrenar el calor, que es una práctica muy distinta a entrenar con calor. Y por suerte, nos lo cuenta en el vídeo.

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