Una imagen que gana al fútbol
Dos días han pasado desde la primera victoria del Sporting en la Liga. Menos de 48 horas desde ese triunfo que hace más apetecible este inicio de temporada en Gijón. Sin embargo, la imagen y la noticia más destacada que queda es la imagen de Clos Gómez parando el partido por los gritos racistas procedentes de una parte de la grada de El Molinón. Esa afición de la que presume el sportinguismo, presumimos todos y más los que vivimos fuera de Asturias, y que cuatro cafres se empeñan en ensuciar con una imagen vergonzosa que da la vuelta al mundo. Es cierto que son unos pocos, pero esos pocos han convertido esa imagen en la más destacada de la primera jornada.
La sanción es insalvable. La multa económica la pagará el club por el daño que provocan esos “aficionados” que no miden lo que es animar a su equipo y saltarse todas las normas básicas en el deporte. Dirán que no son racistas, que eso forma parte del fútbol para meterse con el contrario… Excusas baratas que no sirven para tapar las miserias de un momento de odio inexplicable. A esos “aficionados" habrá que explicarles que el Sporting está siendo más noticia por esos gritos y esos actos que por ganarle al Athletic. Ellos mismos son los que le restan trascendencia e importancia a los goles de Cop y Víctor Rodríguez (-qué partido el suyo-). Javier Tebas, presidente de La Liga, es incluso partidario de “el cierre de esa zona” para el próximo partido ante el Leganés, y será entonces cuando la imagen más destacada de El Molinón sea la de una grada vacía. ¿Eso quieren?
El club ha tenido una gran respuesta con Babin, Cop, Ndi, Cuellar, Afif y Rachid condenando cualquier acto racista, que puede ser considerado como atenuante. ¿Qué diríamos si a alguno de ellos le ocurre, esperemos que no, en cualquier otro estadio? De momento, pagarán muchos aficionados por algo que han hecho unos cuantos cafres. La multa debería de ser para ellos, porque El Molinón y el Sporting no merecen esa etiqueta. No ayudan ni los paños calientes a un problema social que, como todos, en el fútbol encuentran su “excusa” con el anonimato y las masas. Todos debemos señalar. Cuando pasan estas cosas, los goles pasan a un segundo plano.