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Es Noticia

El debate en el que nunca quise entrar: ¿El fútbol en la grada o con las botas puestas?

Pista de fútbol sala vallada (Foto: Triana al día).

Se abría el otro día un interesante debate en Twitter que me hizo reflexionar bastante antes de decantarme por una de las opciones propuestas. La pregunta era la siguiente: ¿Echas más en falta poder ver un partido de fútbol (se entiende que no se refiere a cualquier bodrio), o jugar una 'pachanga' con tus amigos? Tuve que pensar. Para cualquiera que ame al fútbol -aunque para todos en general sea la verdad dicha-, no están siendo días fáciles. Vamos arrancando las hojas del calendario con una velocidad mayor incluso que la que marca el reloj a la espera de que haya noticias nuevas que nos inviten a pensar que vuelve a rodar el balón. No obstante, son muchas las personas que también disfrutan, al mismo nivel o incluso más, dando patadas a un balón como simples aficionados.

Pensé y repensé, pero finalmente lo tuve claro por más que me doliera reconocerlo: prefiero poder volver a calzarme mis botas, a asimilar de nuevo a mis 27 años -por si hubiera alguna duda- que nunca llegaré a ser futbolista de élite y a acabar exhausto tras un partido de fútbol sala en una pista con las redes rotas, líneas de uno y otro color que se cruzan sobre el suelo y un balón a poco de acabar descosido a base de balonazos.

Y es que el fútbol nació pensado para divertir a los que lo jugaban más que a los que lo veían. Su espíritu fundacional (amateurista) ha quedado tantas veces olvidado en la actualidad por el negocio en el cual se ha convertido, que incluso vemos con buenos ojos asistir a un estadio predispuestos a sufrir. Y ojo, no trato en estas líneas de criticar a una de las mayores industrias del mundo (Dios me libre siendo un fanático del balompié), sino de destacar la importancia que tiene el juego -en su sentido más estricto- para ti, para mí y para cualquiera que ame este deporte. Para divertir(se).

Un Juego de Caballeros (Foto: Netflix).

Y pocas cosas para mí hay más divertidas en esta vida que tirarle un caño a un amigo, marcar el gol de tu vida (ese que nunca saldrá en televisión), picarte con un chaval al que acabas de conocer porque crees que esa patadita sobraba o que una remontada histórica se vea frustrada por el final del tiempo de alquiler de la pista. ¡Ah! Y el tercer tiempo ya con el chándal puesto y tu cuerpo pidiéndote a gritos un refrigerio. Eso que tampoco, y que nunca, falte.

Por todo ello me merece la pena intentar cambiar reuniones familiares, hacer malabarismos para ir de una punta a otra de la ciudad o simplemente rechazar un plan que en cualquier otro momento habría aceptado sin dudar. Y me consta que no sería el único. 

Pista de fútbol sala vacía.

Ya habrá tiempo para volver a disfrutar del fútbol jugado y pensado por los que de verdad saben de este deporte. Todo llega para quien sabe esperar, pero yo de momento prefiero quedarme con el barro manchando mis ya estropeadas botas de tacos, los dolores de rodilla propios y no los de Luis Suárez y las gradas vacías del polideportivo o centro deportivo de cualquier barrio de mi ciudad. Y también me consta que no sería el único.

Y ya. Me sabe mal elegir. Esto es como elegir entre papá y mamá, pero no me lo quería guardar más: fútbol, te quiero (conmigo). 

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  1. Reyes

    Enhorabuena, me ha encantado el artículo, bien escrito, original y sentido!!!