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Es Noticia

Y volvió Lozano

Pedro Bellido

Para quienes hemos mamado el fútbol base en Zaragoza desde las botas Marco hasta las Predator (ahí ya cambiamos por las botas pero de vino) Ramón Lozano siempre significó un mito dentro de los banquillos de la tierra de Aragón. De entre los entrenadores jóvenes que por aquél entonces despuntaban en los banquillos (Lozano, Rafa Hidalgo, Espinosa y algunos más) se intuía un cambio diferencial y generacional en el fútbol aragonés.

De todos, Lozano siempre gozó de un predicamento especial. No había jugador de la cantera del Real Zaragoza que al tocar las mieles del profesionalismo no citara a Lozano como su entrenador de cabecera. Entre ellos, Cani. Cani siempre señaló a Lozano como el culpable de su éxito (yo apuntaría también algún tantico a Manolo Villanova) y en ese momento se generó ya una corriente de opinión que se hacía cruces de por qué Ramón Lozano había salido en su día de la Ciudad Deportiva y por qué nunca había tenido oportunidad de regresar.
Precisamente en la boda de Cani compartí una larga, divertida y tremendamente clarificadora conversación con Ramón. Ahí me lo explicó todo. Más allá de los detalles recuerdo que me dijo algo así como que “volveré el día que nadie me pueda decir cómo trabajar, qué trabajar y por qué quiero desarrollar así mi trabajo”. 
La mayor de las suertes para él, aunque la suerte sólo sea para los toreros malos. Sólo hay una cosa que es segura: Ramón no querrá burros gordos que pesen poco. En eso no va a engañar a nadie. Seguro.

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