La Quinta sobraba
Pasadas ya unas horas de la final de la Supercopa de Europa que disputó el Sevilla ante el Real Madrid he tenido tiempo para reflexionar sobre la importancia del título que dejó escapar el club de Nervión el pasado martes. ¿Hasta cuándo no podrá volver a disputar el Sevilla un título de este calibre? ¿Tendrán los de Emery la oportunidad de volver a levantar un trofeo esta temporada? ¿Le ha dado el club la importancia que realmente tiene esta copa?
El buen trabajo de los actuales gestores del Sevilla ha alzado al club de Nervión al segundo escalón de la Liga española. En los últimos diez años el Sevilla ha crecido de una forma desorbitada, pero no sería bueno que los mandamases perdiesen la perspectiva. El Sevilla ha conseguido cuatro títulos europeos en sus más de 100 años de historia y ante el Madrid dio la sensación de que sumar el quinto no era tan importante.
Tengo pocas dudas de que el Sevilla conformará esta temporada un equipo competitivo, que podrá luchar de nuevo por llegar lejos en los torneos y que estará cerca de los puestos de Champions en la Liga. Pero si preguntan a cualquier sevillista, lo que realmente quiere es levantar trofeos, celebrar títulos y presumir de copas en la vitrina. El Sevilla no le ha dado a la Supercopa de Europa la importancia que realmente tiene y el primer ejemplo es que para esta final no tenía en sus filas todavía al sustituto del cerebro del equipo que se coronó campeón en Turín.
Ivan Rakitic se marchó del Sevilla el pasado 16 de junio y dos meses después el club todavía no le ha encontrado sustituto. Tampoco se ha pensado en la Supercopa a la hora de gestionar la venta de Alberto Moreno, futbolista que a lo mejor (a lo mejor no) hubiese seguido con mayor velocidad a Cristiano Ronaldo en el primer gol del Real Madrid que mostró las vergüenzas de Fernando Navarro. A eso se le suma que en el once estaban Krychowiak, Aleix Vidal o Denis Suárez, jugadores que no dudo que vayan a ofrecer un buen rendimiento, pero que nunca se habían encontrado en un partido de tal importancia.
Puede que con los sustitutos de Rakitic y Alberto Moreno en el campo o incluso con M’Bia y Reyes en su mejor momento futbolístico, el Sevilla hubiese sucumbido de igual manera ante el todopoderoso Real Madrid. Puede que ni el mejor Sevilla de Luis Fabiano, Kanouté y Alves hubiesen sido capaces de hacerle mojar la oreja a este equipo de Ancelotti. Pero en sus más de 100 años de historia, es la primera vez que he visto al Sevilla no competir en una final. Daba la sensación que que conseguir el quinto trofeo europeo sobraba.
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