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Es Noticia

Uno y el Athletic

Banderas del Athletic Club engalanando el Casco Viejo de Bilbao
Alejandra Herranz

Uno –que, como el tango homónimo de Enrique Santos Discépolo y Mariano Mores, busca lleno de esperanzas el camino que sus sueños prometieron a sus ansias­– esperaba que, tras el parón por enfrentamientos de las distintas selecciones nacionales, el Athletic Club regresara a los campos con descanso en los cuerpos, brío en los ánimos de los jugadores y las ideas frescas en el cuerpo técnico.

Habrá sido la gota fría que impidió que esto fuera así. Porque cuesta encontrar explicación a este presente anodino del Athletic, que hoy apenas empató en uno ante el Eibar y que ocupa la posición 17 en la clasificación con 8 puntos tras 9 jornadas disputadas –si bien el Athletic tiene un partido pendiente, ante el Rayo Vallecano que se jugará este miércoles 24.

Cuesta encontrar explicación a este presente anodino del Athletic... Que es un sentimiento, una pertenencia, una actitud contra todo desaliento

Un Athetic con un buen entrenador, (al menos, de buenas intenciones), con una buena plantilla en proceso de reacomodamiento generacional y sin la competición adicional de Europa, donde el Athletic tenía hasta ayer nomás una oportunidad y un cierto frente abierto en las últimas temporadas.

Uno –que, como en el tango homónimo, sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina– observa fallos arbitrales (¿qué es eso de pitar penaltis en diferido?), tarjetas que siempre van a las camisetas del Athletic y más elementos foráneos al equipo como un todo para encontrar responsables de la mala racha.

Ambientazo en San Mamés en el Clásico jugado ante el Real Madrid (LFP)

Será la persistencia de la gota fría que fuerza a que esto sea así. Porque cuesta mirar hacia adentro y ver que no hay respuestas en la actitud del equipo y del cuerpo técnico: no hay un planteo coherente de juego, la defensa es un coladero, el mediocampo está ausente y la delantera se resiente al no recibir balones claros, a la vez que se autoanula.

Uno –que, como en el tango homónimo, si tuviera el corazón– podría alentar hasta quedarse sin un hilo de voz, sin embargo, no puede jugar por el equipo ni tampoco tomar decisiones por el cuerpo técnico. Pero pone el corazón y lo mismo le pide al equipo, que parece no estar en sintonía.

Hoy, uno tiene la sensación de que esta gota lo ha dejado frío y que está próxima a rebasar el vaso de la expectativa, ésa que demanda resolución, enjundia, brío, ideas para estar a la altura de lo que significa ser del Athletic –un sentimiento, una pertenencia, una actitud contra todo desaliento.

Alejandra Herranz, periodista y blogger 

@aleherranz

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