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¡Quiero 11 RAFAS en mi equipo!

Rafa Nadal celebra su victoria ante Korda.
Marcos Gaspar

Esta frase es la que todo aficionado al fútbol tiene en su mente, aunque todavía ni la haya formulado. El tenis es un deporte muy diferente al fútbol... o no. Casi todo deportista o aficionado al deporte piensa que el tenis y el fútbol son dos mundos opuestos. La primera razón o argumento que nos viene, es que el tenis es individual y el fútbol un deporte de equipo. Este razonamiento nos podría valer hablando a nivel aficionado o amateur, mientras que a nivel profesional estaríamos bastante lejos de la realidad.

Para explicar este argumento, lo primero sería destacar que un tenista profesional no está nunca solo, ya que tiene un equipo bastante extenso de hecho. El equipo consta o suele constar de: 1. Un entrenador técnico-táctico, 2. Un preparador físico, 3. Un fisio u osteópata, 4. Un psicólogo deportivo o preparador mental, 5. Un Nutricionista, 6. Un agente de representación, 7. Una familia y 8. Una afición.

En muchas ocasiones las apariencias son traicioneras, ya que al ver en la televisión o desde el estadio a un jugador enfrentándose a otro, lo lógico es pensar que están solos frente al peligro, pero esta visión puede confundirnos.

Los tenistas Rafa Nadal y Roger Federer, en una imagen de archivo.

En el fútbol ocurre al contrario, el espectador va a ver a un equipo, por mucho que te guste un jugador en concreto, y considera que es un trabajo grupal y el trabajo en equipo es la clave. La realidad es que un jugador no deja de ser un individuo en un grupo, y este debe llevar a cabo unas funciones muy concretas de manera absolutamente individual.

Por lo tanto, lo que deducimos de esto, es que ni el tenis es tan individual como parece, ni el fútbol es solo un deporte de equipo; ni el tenista está tan solo, ni el jugador de fútbol tan acompañado.

El deporte es un símil con la vida misma, esta misma apreciación la podemos llevar a muchos ámbitos de nuestra vida, como a nuestra vida familiar, la vida laboral, la social, etc... en todos los casos existe un trabajo individual y otro colectivo y es tan importante el uno como el otro.

Nadal, celebrando su victoria ante Kachanov en Abu Dabi.

¿Y qué tiene que ver esto con Rafa Nadal? Os estaréis preguntando...

Tiene que ver todo. Rafael Nadal no es solo el mejor deportista español de todos los tiempos, incluso para muchos el mejor deportista mundial. Para los españoles es y debe ser una referencia o modelo a seguir de individuo. Como bien hemos dicho antes, si el deporte y la vida son un símil, Rafa nos lleva dando clases de cómo afrontar la vida desde hace 15 años, cuando se presentó en nuestras vidas al ganar su primer Roland Garros en Paris con tan solo 19 años y dos días.

Sus palabras al ganar fueron: "Mi cabeza lo asimiló bien, con tranquilidad, había recibido la educación adecuada para estar preparado si algo así ocurría". Estas palabras representan lo que estamos tratando de explicar. Y es que Rafa nada más ganar su primer Grand Slam en Paris, donde más adelante se coronaría como el mejor de todos los tiempos (junto a Roger Federer), lo primero que hace es dar el mérito a su equipo.

Rafa Nadal, Serena Williams y Novak Djokovic, durante el partido de exhibición solidario por los incendios en Australia (Foto: EFE).

Ya que esta educación que dice ha recibido para estar preparado, procede de un trabajo de años, en los que tanto su familia, como el resto de personas de su entorno han estado laborando en cohesión para dar forma a una mentalidad, una persona y un deportista preparado para todo.

Fijándonos a partir de aquí en el resto de su carrera podemos seguir aprendiendo. Nos ha enseñado que los valores que le han llevado al éxito han sido: la humildad, la generosidad, la disciplina, el orden y la organización, la persistencia, la lucha, la educación, el optimismo, la fe, la gratitud, la resiliencia, etc... y así podría seguir un buen rato.

Le vemos luchar cada bola como si fuera la última de su vida, remontando partidos que cualquier ser humano habría dado ya por imposible, jugando punto a punto como si cada uno fuera un partido diferente. Podemos ver todos y cada uno de los partidos y ruedas de prensa donde respeta y valora a su rival. Y le hemos visto reinventar su juego a los 31 años, consiguiendo volver al número 1 y ganando varios Grand Slams, cuando muchos pensaban que su era llegaba al fin, por una cuestión de tener un juego físico.

Rafa Nadal, en el momento en que logra su 13º Roland Garros (Foto: EFE).

Pero sobre todo con este último apunte o dato, nos ha enseñado la capacidad de buscar un equilibrio entre el ganar y el perder. Nos ha dado una lección, mostrándonos la posibilidad que todo ser humano posee de reinventarse cuando las cosas no van bien, y en vez de rendirnos, volver todavía más fuertes aprovechando las posibilidades, armas o herramientas que tenemos en este momento para poder afrontar lo que el deporte o la vida nos propone.

Dicho esto, ya seamos tenistas o futbolistas, aficionados al tenis o al fútbol, padres o madres, amigos o enemigos, abogados o peones de obra, en estos momentos difíciles en los que vivimos, debemos seguir aprendiendo de Rafa, y trabajar tanto de manera individual como colectiva para sacar adelante nuestra familia, nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro mundo, etc... en definitiva nuestro “partido” ya sea de fútbol, tenis o petanca.

Vamos Rafa!!!!

Por último, enlazando con el artículo anterior publicado aquí en ElDesmarque, me gustaría dar un dato que me sorprendió bastante. El otro día el Deportivo de La Coruña se estrenó en Segunda B, con una afición de 3.000 aficionados, mientras que a 160 kilómetros de distancia el Celta de Vigo seguía jugando a puerta cerrada. ¿Será una cuestión categórica?

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