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Opinión | Star Wars y sus problemáticos seguidores

El estreno en 1977 de Star Wars: Una nueva esperanza, marcó un antes y un después en el cine de ciencia ficción y el cultura popular. Aunque fueron muchos los que disfrutaron de este acontecimiento, no todos compartían la obsesión por este universo galáctico. Aquellos fans acérrimos a la obra de George Lucas se les tachaba de frikis, un calificativo que por aquel entonces se utilizaba vejatoriamente. Con el paso de los años se fue ampliando esta cultura friki hacia numerosos títulos cinematográficos y seriéfilos (y por supuesto también en el ámbito de los juegos ya sean digitales o de mesa).

Qué friki eres” se siguió diciendo durante muchos años como un insulto, una manera de reírse de alguien por, simplemente, seguir ciertos tipos de productos. Con la llegada de los 2000 parecía que poco a poco iba cambiando ese aspecto pues ya veníamos de vivir más de dos décadas llenas de ciencia ficción y películas taquilleras de éxito. Parecía también un buen momento para retomar esta historia finalizada aparentemente en 1983 con El retorno del Jedi. Desde 1999 hasta 2005, LucasFilm estaba una trilogía de precuelas que no gustaron demasiado a esos frikis de los 80 pero que comenzaron a crear un nuevo fandom.

Diez años después, y de la mano de Disney, Star Wars volvía más fuerte que nunca pero esta vez lo hacía gozando de un culto casi sin precedentes. Fans de todas las edades acudían a las salas a ver el Episodio VII. Las impresiones fueron muy dispares. A día de hoy se espera que la saga siga creciendo año tras año.. si un selecto grupo de fans no la destruye antes.

La brecha generacional está completamente abierta y parece ser que algunos rebeldes ni comen ni dejan comer. Star Wars se ha convertido en un producto de uso diario que ha picado a aquellos que sufrían gustarle la trilogía original hace más de 30 años. Un selectivo grupo no está contento con nada, vive en el Episodio IV y no se contentan con su propia opinión, sino que dedican boicotear todo aquello que pertenezca a las nuevas películas.

Jake Lloyd, actor que interpretó al pequeño Anakin Skywalker en La Amenaza Fantasma sufrió bullying por parte de ‘los fans’ de la saga y esto perjudicó a sus diez años su salud mental. Poco después, quien interpretara a su versión adulta, Hayden Christensen, también fue atacado no solo por su actuación sino por la manera de comportarse del personaje, algo que escapaba totalmente a sus manos. Christensen, poco después de su paso por Star Wars, abandonó casi por completo su carrera como actor.

¿Recordáis a Jar Jar Binks? El famoso personaje más odiado de la saga. Para muchos su odio traspasaba el CGI y llegaba al actor, el cual ha confesado que consideró el suicidio.

Estos hechos acontecidos hace más de diez años se siguen repitiendo a día de hoy hasta el punto de llevar a Daisy Ridley (protagonista de la última trilogía) y Kelly Marie Tran (a quien conocimos en el último Episodio) a eliminar sus redes sociales.

Hay un importante sector seguidor de La guerra de las galaxias que enferma el fandom. Para ellos, Star Wars es una saga para mayores de 30 años y que consta de tan solo tres películas. Nadie puede disfrutar de las nuevas películas. Está muy bien tener un personaje femenino que fue ejemplo para muchas chicas por no ser una damisela en apuros, siempre y cuando no falte la mítica escena de esclava - que Carrie Fisher tanto odiaba -. Está muy bien tener a un protagonista que pasa de no saber qué es la fuerza a ser el rey del cotarro, pero si es una chica a quien le ocurre eso hablamos de Mary Sue. Está muy bien idolatrar a un gran villano con redención, pero ¿por qué me muestras que también fue un niño y un adolescente? ¡Eso es imposible!

Señores, porque sois señores, Disney no tiene la culpa de que no os guste la nueva dirección de las películas. El problema radica en vosotros y vuestra toxicidad. Disfrutad de lo que el Universo Star Wars puede ofrecernos que ya hay suficiente odio en el mundo como para que descarguéis vuestra irracionalidad con actores que ni pinchan ni cortan. ¡Ah! Y dejad a las nuevas generaciones vivir la experiencia, es tan importante para ellos como lo es y fue para vosotros.

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