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¿Por qué 'maratoneamos' unas series de Netflix y no otras?

Hace unas semanas, Amazon -que como Netflix no revela sus cifras de visionados- reveló que su notable nueva serie Goliath (2016-) se había convertido en la primera temporada más vista de la corta historia del servicio de streaming, que básicamente se remonta a 2013. Amazon está teniendo un último trimestre de año cargado, con los estrenos de Crisis en seis escenas (2016), la ya renovada One Mississippi (2016-), Fleabag (2016-), Good girls revolt (2016-) y las nuevas temporadas de Transparent (2014-), Mozart in the Jungle (2014-) o The Man in the High Castle (2015-), que ostentaba el récord hasta la llegada de Goliath, cuya renovación se espera que se haga oficial en cualquier momento.

¿Por qué pasa esto? Pensemos en Netflix, donde las series de Marvel, Madres forzosas (2016-), Stranger Things (2016-), House of cards (2013-) y Orange is the new black (2013-) son los productos más exitosos. Y por otra parte series como Bloodline (2015-2017), Hemlock Grove (2013-2015) o Flaked (2016-) pasan más desapercibidas por el gran público, aunque después lleguen al circuito de los premios en algunos casos. Es una mezcla de elementos dispares. La nostalgia empuja el éxito de Madres forzosas o Stranger Things, de la misma forma que la novedad de ser sus primeras series ayudó a consolidar House of cards y Orange is the new black. Pero debe haber algo más, porque Orange is the new black está renovada ya hasta 2019 y llevamos meses discutiendo lo que ha sucedido en Stranger Things, y hambrientos a cualquier noticia o nueva referencia de la segunda temporada. Lo de las series de Marvel se entiende sin necesidad de explicar nada. Sólo pueden ser grandes éxitos, como lo serán las tres que llegarán en 2017.

Tiene que ver en definitiva con la narrativa de la serie, porque Bloodline tiene un ritmo pausado y deliberadamente desesperante en muchos momentos, mientras que en Stranger Things no dejan de suceder cosas. Respecto a Goliath, por poner otro ejemplo, su tono de thriller y el hecho de que sea una serie de corte legal -a los espectadores nos encantan los abogados televisivos y ver cómo se desarrolla un caso- hace que se entienda que haya logrado ese récord.

Como las series de Netflix se desarrollan directamente como temporadas enteras, sin tener que hacer un guion previo, muchas de ellas están ya diseñadas con estos elementos en mente. En Amazon es distinto porque la mayoría pasan por un sistema previo de pilotos, pero sus responsables saben para quién están desarrollando sus proyectos. La idea es crear series que uno quiera consumir de una sentada, lo cual se une al impecable departamento de marketing de Netflix y sus intensas campañas de promoción, que hacen que todo el mundo se entere, al menos en Estados Unidos, de que estrenan serie y qué esperar de la misma. Básicamente, enganchan porque están hechas para ello.

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