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Los prisioneros se escapan

Alejandro Vilas

Lejos quedan las etapas llanas de este 'tour' de coplas carnavalescas. Llegan las primeras rampas y los de Subiela las subieron volando. Toman ventaja en la carrera. Mucho alpiste de por medio. Siempre a expensas del ritmo que impongan los demás y de lo empinada que se ponga la carretera.

La coplas se ponen serias y los vellos comienzan a responder a los estímulos. Los cuartos ponen el concurso a la altura de las expectativas regalándonos una bonita noche de martes.
La noche alcanzó su climax justo antes del descanso, cuando los barrotes de cuerdas de 'Los Prisioneros' parecían ser atravesados por una panda de pájaros cantores. Era el final de una actuación enorme. Un acto coronado por dos letras de pasodobles de mucha talla. Van a más estos agapornis con la pluma de Miguel Ángel García Argüez. 'El Chapa' es pasión, sencillez y magia. En el pasodoble te la enseña pero la esconde. Hace una, dos y hasta diez mil filigranas, y cuando solo la tiene que empujar, 'El Chapa' siempre la pone en la escuadra. Así hizo con el primero de la noche con un hermoso piropo a las mujeres mediante y un homenaje a la pregoneras al final. Lo mismo con el segundo a "los alguaciles de la moral" que quieren acabar con nuestra libertad más sagrada. El popurrí es otra maravilla que merece ser escuchado dos veces más en este concurso. Gran pase. Volarán más alto.
La noche iba de alas. De los pájaros a 'Los ángeles de la guarda' de los hermanos Márquez Mateos. Los Carapapas quieren volver a tocar el cielo este año y para ello han traído una comparsa sencilla, sin estridencias y muy compensada. La comparsa gusta, se ha serenado, ha atraído a aquellos que aman lo clásico y en este pase suben un peldaño más con dos buenas letras de pasodobles. Aún así da la sensación de que no termina de contagiar al teatro, no es capaz de crear ese ambiente de algo 'mayúsculo' que llega. De todas formas, sería absurdo borrarla de la pelea cuando esto acaba de empezar.
Y para cerrar una gran noche de comparsa se unieron a la fiesta dos grupos jóvenes como el de Borja Romero y el de Fran Quintana. El primero un grupo de 'niñas' que cantan de maravilla, con un pellizco que te hace estar atento toda la actuación y con esa virtud innata para vender 'el pescao' como nadie. El segundo es una comparsa con un conjunto de voces brutal y un gran repertorio tanto en contenido como en música.
En chirigotas hubo chubascos débiles en general. Ninguno de los tres grupos dio un golpe en la mesa. 'Los crazy a los 40' trajeron una buena tanda de pasodobles y quizás el mejor popurrí del concurso, pero les faltó la pieza reina, el cuplé. Lo mismo ocurría con Manolo Santander. Se caía en los cuplés cuando había alcanzado las estrellas -como siempre- en los pasodobles. Aunque con algún buen golpe, el grupo no tiene un popurrí que engrandezca la obra. Habrá que ver como vienen las demás para medir el alcance de estas dos agrupaciones. 
También cantaron la chirigota AAVV Gruñón Arenillas, el cuarteto de Joselito y el coro de José Manuel Valdés. La chirigota, aunque con dos buenos pasodobles, parece que ya no va a dar más de sí. El cuarteto lleva un tipo este año que los limita en la construcción de la obra y además estuvo sustentado por el arte de sus componentes en un repertorio flojo para luchar por lo máximo y adecuado para ir de oyente a la pelea. El coro de Valdés concursa consigo mismo,  únicos en su especie y necesarios para el concurso. El día que dejen de hacer lo que hacen perderá el aficionado. Dos buenos tangos y un buen segundo cuplé hacen que nadie los pueda descartar para estar en la luchar por la semifinal.

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