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Una final olímpica vista desde la barrera: la emoción de la pareja y amigos de Marta Pérez

Una final de los Juegos Olímpicos son palabras mayores. Es un privilegio que pocos atletas pueden disfrutar. Pero no solo los atletas. La gente que los rodea, los quiere, disfruta y sufre casi tanto como ellos, con la diferencia de que lo hacen desde fuera de la pista, la cancha o el campo.

Un ejemplo es el de la atleta española Marta Pérez, que este viernes disputó la final de 1.500 metros en el estadio Olímpico de Tokio. Marta acabó novena, aunque para ella ya era un triunfo estar en la final. Se desfondó, lo dio todo. Pero igual que ella sufría, lo hacían en las gradas los suyos. Su pareja, amigos, vivieron la carrera como si estuvieran con ellas en el tartán. Y daba igual que no tuviera opciones de medalla, vivían cada instante, cada metro, cada vuelta, y animando en la distancia, aunque ella no se enterara... o sí.