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Es Noticia

Jugarse la vida por una foto con Guedes

David Torres

Una veintena de aficionados se jugaron la vida anoche en las inmediaciones de Mestalla para conseguir una foto o un autógrafo de Gonçalo Guedes, jugador del Valencia CF, y nuevo héroe de la parroquia valencianista tras marcar dos goles de bandera ante el Sevilla FC y liderar a un equipo que, de la mano de Marcelino, es el único que aguanta el tirón del Barcelona en la Liga. 

Los hechos ocurrieron de la siguiente forma: Mestalla, 22.00 horas. El Valencia CF acaba de golear de forma soberbia al Sevilla FC. La afición está emocionada con todo, con los goles, con el rival abatido, y tiene un nuevo héroe: Gonçalo Guedes. El joven portugués, que se había destapado con un golazo en el Villamarín la semana anterior, se acababa de consagrar en Mestalla. Dos golazos de bandera, que abrían y cerraban la cuenta del Valencia, y una asistencia, lo habían convertido en el objetivo de todos los seguidores que ardían en deseos de cazar su autógrafo o hacerse una foto con él. Tocaba esperarle a la salida.

Regaló tres camisetas

Antes incluso de abandonar el estadio, el jugador ya había regalado tres camisetas. Así lo confesaba a un empleado que se la pedía poco antes de coger su coche. Su novia, también portuguesa, y tres amigos le esperaban al final de la zona y mixta y los cinco se marcharon hacia su coche. 
El futbolista, que iba detrás, en la parte derecha, dejó que le llevaran y el chófer salió raudo y veloz, sin parar ante el medio centenar de seguidores que esperaban en la acera. Decepción. Sin embargo, la fortuna quiso que el semáforo de la Avenida de Suecia previa al cruce con Blasco Ibáñez se puso en rojo. El jugador estaba a tiro, lejos, en un coche, parado, pero asequible y los aficionados, como si fuera un maravilloso ejército de zombies valencianistas, eufóricos y felices, empezaron a andar hacia el coche, parado en medio de la carretera. Primero unos pocos, luego más, y en nada, el coche estaba rodeado. Por fin una veintena de seguidores pudieron fotografiarse con él y cazar su autógrafo. La sorpresa fue cuando, precedido por un coche de la policía, el conductor tuvo que arrancar. Los fieles seguidores se dieron cuenta que estaban en medio de una calle, rodeados de coches, jugándose el tipo, pero felices porque, por un minuto, habían podido tocar y abrazar a su ídolo, al nuevo ídolo de la afición valencianista. 
 
 

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