Es Noticia
Valencia CF
4-0
SD Eibar

Una goleada que restaña (parte) de las viejas heridas

David Torres

El Valencia CF ganó con comodidad al Éibar y camina hacia la tranquilidad definitiva en la Liga tras una temporada nefasta. Tres goles de Paco Alcácer en la primera media hora -el primero de ellos de penalti- sirvieron para encarrilar un triunfo, el tercero consecutivo, que demuestra que el experimento Pako Ayestarán funciona. Los valencianistas mostraron otra imagen contra el conjunto armero, lejos de aquella que les hizo temer por el descenso a Segunda y que ha dejado la lucha por Europa en poco más que una quimera. Ya en la segunda mitad, Joao Cancelo, tras una gran jugada colectiva, haría el 4-0.

El Valencia carburaba y era una máquina de hacer fútbol. Juncà iba como pollo sin cabeza y en el 40 tuvo que rendirse de nuevo ante Rodrigo Moreno. El hispano-brasileño le rompió la cintura y se sacó un centró medido a la cabeza de Paco Alcácer que lograba el tercero de su cuenta particular.
Pako Ayestarán no quería sorpresas y apostó de inicio por un once con muy pocas variaciones respecto al que jugó y ganó en el Camp Nou. Se cayó Barragán por sanción y Enzo Pérez, agotado. En su lugar, de inicio, saltaron Joao Cancelo, que formó la línea de cuatro junto a Mustafi, Abdennour y Siqueira; y arriba Paco Alcácer. El ariete, que no atraviesa su mejor momento, abrió sin embargo, rápido la lata. La medular era cosa de Javi Fuego, André Gomes, Dani Parejo y Santi Mina. 
Una jugada perfectamente trenzada por el ataque valencianista dejaba a Parejo sólo en el punto de penalti para rematar. Antes de que lo hiciera, Dani García llegando por detrás lo derribaba de un empujón provocando el consiguiente penalti. Estrada no dudó y Alcácer tiró. Riesgo le acertó el lanzamiento, pero no pudo hacer nada por evitar que el rechace lo convirtiera el punta internacional en gol. Necesitó dos disparos para marcar un penalti, no está bien, es evidente, pero acciones de este tipo ayudan, y si no que se lo digan al de Torrent.
El Valencia estaba siendo mejor, estaba volcado sobre el área rival y llegaba con facilidad por ambas bandas. Quizá Rodrigo era más incisivo por la derecha, pero el buen posicionamiento armero impidió que los ataques se convirtieran en algo más. La ayuda de Cancelo era más incisiva que la de Siqueira -lesionado en el 17- y Gayà por la izquierda. Y, claro, así llegó el segundo al filo de la media hora. Cancelo doblaba a Rodrigo, la ponía atrás y Paco Alcácer desde la frontal del área chica establecía el 2-0.
Parecía que las viejas heridas estaban restañadas. Increíble, pero cierto, la afición hacía la ola mejicana en el estadio ¿pronto olvidan una temporada nefasta o es que han sufrido tanto los seguidores que necesitan celebrar hasta este tipo de victorias que, a fin de cuentas, sirven clasificatoriamente para poco?
El Valencia por fin carburaba y era una máquina de hacer fútbol. Juncà iba como pollo sin cabeza y en el 40 tuvo que rendirse de nuevo ante Rodrigo Moreno. El hispano-brasileño le rompió la cintura y se sacó un centró medido a la cabeza de Paco Alcácer que lograba el tercero de su cuenta particular.
La segunda parte comenzó algo más relajada, pero en cuanto el Valencia pudo hacer daño, no se lo pensó. Juncà, hastiado, había dejado su puesto en el lateral izquierdo a Lillo. Ni por esas le valió a Mendilibar. Un gran pase de 30 metros de Javi Fuego dejaba a Rodrigo Moreno ante Lillo. Tras driblarle y amagarle, ponía el balón atrás para que Cancelo, entrando como un cuchillo caliente en mantequilla, partiera la defensa del Éibar en dos y batiera a Riesgo ante su salida. 4-0. Mestalla disfrutaba de lo lindo. Parecía que las viejas heridas estaban restañadas. Increíble, pero cierto, la afición hacía la ola mejicana en el estadio ¿pronto olvidan una temporada nefasta o es que han sufrido tanto los seguidores que necesitan celebrar hasta este tipo de victorias que, a fin de cuentas, sirven clasificatoriamente para poco?  
El transcurrir de los minutos dejó alguna ocasión aislada más, pero el resultado era tan contundente, que ambos contendientes parecieron darlo por bueno. Unos, por no hacer más sangre con su rival, y otros porque veían que la remontada era casi tan difícil como que el Valencia termine luchando por la séptima plaza este año.

 

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