Un punto de autoridad
Hay veces que un punto sabe a poco, otras es demasiado premio y en ocasiones muestra la autoridad de dos equipos sobre el terreno de juego. Eso es lo que evidenciaron Sporting de Gijón y RCD Espanyol en El Molinón. Los rojiblancos sumaron un punto serio, ante un muy difícil rival.
El partido, desde el inicio, estuvo marcado por el poder de ambos conjuntos tanto en ataque como en defensa. Desde muy pronto se vieron alternativas en ambos bandos y fue el Espanyol el que golpeó primero. A los 12 minutos, una internada por la banda izquierda terminó en centro raso y en remate de Embarba que entró con algo de fortuna.
Un tanto que para nada amilanó al Sporting. Al contrario. Despertó a los de Gallego, que no tardaron mucho en contestar. Fue su hombre franquicia, el killer de la categoría, el que se encargaría de empatar. Djurdjevic recibió, avanzó con el balón y soltó un potente y ajustado derechazo imparable para el portero. Golazo.
El partido transcurrió de ida y vuelta. El Espanyol pidió penalti en una internada en el área que no fue tal y, sobre el filo del descanso, los rojiblancos consiguieron el segundo gol por medio de Gaspar, pero la pelota había dado en la mano del anotador antes de entrara y la revisión en el VAR así lo evidenció. Gol anulado y, poco después, jugadores a vestuarios.
En la segunda parte, el Espanyol se hizo con el dominio del partido. Mariño tuvo que intervenir en un par de acciones de mucho peligro. Los rojiblancos trataban de echarse arriba, pero con menos frescura e ideas que en el primer tiempo. La jugada desgraciada del encuentro tuvo lugar en el minuto 69, cuando Guille Rosas se tuvo que marchar lesionado tras un mal gesto después de una falta sobre un rival. Su rostro lo decía todo en el cambio.
Djuka lo intentó más tarde con un lanzamiento lejano, pero tímido. De ahí al final, mucho control y pocas ocasiones. El punto permite al Sporting seguir la estela de los de arriba y sumar ante un rival de mucho tallaje.