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Premoniciones, heroicidades y un portero de ensueño: se cumplen 27 años de la muerte de Jesús Castro

Jesús Castro y 'Quini', en una imagen de archivo.

Jesús Castro no sólo era el hermano de Quini. El que fuera portero del Sporting de Gijón se convirtió en un héroe improvisado en el día de su fallecimiento, del que este domingo se cumplen 27 años. Casi tres décadas en las que los reconocimientos para él han llegado de muy diversas maneras, como la de ser el que da nombre a la puerta número 1 de El Molinón, estadio que, ahora, casualidades de la vida, lleva también el nombre de su hermano. Los Castro siempre han sido especiales para el sportinguismo.

El exguardameta murió a los 42 años salvando la vida de dos niños en la playa de Amió en Pechón, Cantabria. Y su leyenda forma ahora parte de la historia del Sporting no sólo por su gran habilidad bajo palos, sino por cómo dio su propia vida por la de dos desconocidos que le necesitaban. De ese trágico día se cumplen ahora 27 años. 

Hace dos, en el 25º aniversario de su fallecimiento, su viuda, Blanca Cobián, explicaba los detalles del fatídico 26 de julio de 1993 en el programa 'Cuarto Mileno' de Cuatro. Su testimonio no dejó indiferente a nadie, puesto que explicó las premoniciones y el mal sueño que habían precedido al suceso.

Cobián respondió a todas las cuestiones planteadas por el presentador del espacio, Iker Jiménez, sobre los días previos a la hazaña de Castro que se transformó en tragedia. Comenzó contando cómo el que fuera cancerbero del Sporting encontró la playa que se convertiría en su tumba. "Esa playa la encontró Jesús. Íbamos todos los fines de semana porque no teníamos vacaciones. Él no solía quedarse tumbado en la arena, jugaba con los niños, se bañaba y se iba a pasear. Un día volvió diciendo: 'He descubierto el paraíso'. 

Blanca Cobián habla con Iker Jiménez durante el programa de 'Cuarto Milenio' de Cuatro (Foto: Mediaset).

La primera mala sensación

Y allí, a Pechón, se fue toda la familia. "El pueblo era muy bonito y tranquilo. Había que bajar un camino de piedras y son dos playas distintas en función de la marea, lo que la convierte en una zona donde el baño no está recomendado por las autoridades. 'Prohibido bañarse, playa peligrosa', rezaba un cartel".

Cobián comentó lo que sintió nada más acceder al pueblo. "Cuando entramos en el pueblo, íbamos atrás en el coche mi hermana y yo y los niños. De repente, vimos una señora. Y nos miró fijamente a las dos. A mí me recorrió un escalofrío y luego supe que a mi hermana también", explicó. "Después ya bajamos a la playa y se me olvidó un poco. Encontramos un bungaló para 15 días. Fue un arrebato de Jesús alquilarlo".

El mal sueño de Castro

De ese modo, la familia Castro halló un sitio idílico para pasar sus vacaciones de verano. "Ese día tuvimos que volver y regresamos un viernes. Bajamos a la playa y estaba el mar impresionante, completamente en calma. Se bañaron todos pero yo salí muy rápido, no estaba a gusto. Jesús salió después de un buen rato, se tumbó y se quedó dormido, algo que nunca hacía en la playa", prosiguió relatando Cobián.

"Hasta que despertó y dijo: 'Venga, vámonos'. Yo le vi sacudiéndose, con mucha prisa por irse. 'Tuve un sueño muy feo', me dijo. No me lo quería contar pero yo fui muy insistente. 'Estaba bañándome, tiraban de mí hacia dentro y no podía salir y yo intentaba y era imposible', me contó Jesús. Estaba pálido, como desencajado. Nunca me volvió a recordar el sueño", contó una Blanca Cobián con el corazón en un puño.

Una primera hazaña heroica

"Al día siguiente, cuando bajamos, el niño pequeño se puso malo, le dolía la barriga y no quería estar. Y ya hasta el lunes no volvimos a la playa", contó Cobián a Iker Jiménez.

"La marea estaba fatal y había un niño con una tabla. Dos señores que estaban detrás que eran extranjeros, hablaron con Jesús. Entraron y entre los dos hicieron una cadena y aun así les costó muchísimo sacar al niño. Eran unas olas tremendas", prosiguió la viuda de Castro. "Jesús nos dijo que nos íbamos, que no nos podíamos bañar. Le estaban temblando las piernas por el esfuerzo. Eso fue el lunes anterior a su muerte".

El rechazo del hijo pequeño

La historia no acaba ahí. "Tuvimos que volver a Avilés porque murió la suegra de 'Quini', y cuando íbamos a regresar a la playa, atrasamos la vuelta por varias razones. Le había cogido pavor al sitio, lo veía un pueblo negro, oscuro, desde el primer impacto", relataba Cobián.

Quedaban sólo cuatro días para entregar las llaves y el matrimonio decidió ir sólo a recoger la ropa. No obstante, Blanca se sentía mal porque notaba el estrés de su marido y sabía que necesitaba desconectar, por lo que accedió a, finalmente, pasar los últimos días de vacaciones en Pechón.

"Ahí fue cuando el pequeño dijo: 'Yo no voy'. Lo miramos todos extrañados. 'Tengo una premonición, tengo miedo". Un Daniel Castro, con 7 años, dejaba anonadada a su familia, que decidió no hacer caso al pequeño y continuó con sus planes.

El día de la tragedia

"Llegamos a la playa y el mar estaba revuelto. Jesús estuvo jugando con los niños al fútbol, querían ser porteros los dos. Se fue a dar un paseo y en ese momento tuve un impulso para ir con él, pero entonces vi a una señora al lado de él con un bañador negro de lunares blancos grandes y, de pronto, Jesús se quita las zapatillas, echa a correr, se mete en el agua y no lo veo más", indicó la viuda.

"No pensé que le iba a pasar nada. En ningún momento se me pasó por la cabeza", añadió. Defendió a su marido, del que las malas lenguas llegarona  decir que no sabía nadar. "Han dicho que no sabía nadar. No era olímpico, pero sabía nadar porque iba a pescar y a bucear. Y conocía las mareas".

Entonces, prosiguió con el relato del fatídico día. "Vino mi hijo Jesús y dijo: 'Mamá, hay dos niños en peligro y hay más gente metida. Voy a cuidarle las zapatillas a papá'".

Y ahí es cuando todo se vuelve difuso para Blanca Cobián. "El tiempo es una cosa que te pierdes. Ya no sabes cuánto tiempo pasa. Yo me enfadé con el mayor porque salió corriendo, pero cuando llegué me di cuenta de que él sabía que su padre se estaba ahogando. Lo sacó un señor y ya le vi. 'Pobre papá, le han dejado solo', decía mi hijo. Yo vi salir a un señor con un niño encima de los hombros. Él se quedó en el mismo sitio donde estaba. Le vi nadar pero no avanzaba hasta que entre tanta ola… se lo llevaron hacia dentro. Era como si alguien hubiera tirado de él. Lo que él había soñado. Un hombre tan fuerte, para nosotros era como un castillo".

Las señales, a posteriori

Blanca Cobián confesó que todas estas señales no las analizó hasta pasado un tiempo. "Lo del sueño lo analicé a posteriori. No era capaz de reaccionar ante todo, tenía que salir de la playa con los niños y dejarlo a él allí", resaltó.

"Yo después sí he visto las señales. Lo hemos hablado mucho en casa. La señora, el sueño, salvar al niño y luego se muere. ¿Fue una prueba para él el primer niño, a ver si era capaz de meterse? Para mí fue una prueba. Estuvimos a punto de no ir y romper el destino", concluyó la viuda de Castro su relato.

Un relato que conmueve, tal y como se conmovió el mundo del fútbol el día en que el exguardameta y hermano de Enrique Castro 'Quini' no logró salir con vida de la playa de Amió.

Pincha aquí para ver el relato completo de Blanca Cobián.

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