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El Molinón dejó de ser un fortín

Aficionados durante un partido del Sporting esta temporada (Foto: Luis Manso).
Borja Fernández

"Aquí no se puede escapar ni un punto. En nuestra casa no hemos estado a la altura". Estas reflexiones de José Alberto, posteriores al último encuentro de campeonato en El Molinón, son un buen balance de lo que ha sido la temporada como local del Sporting de Gijón. Una campaña marcada por la irregularidad y la sensación de que el cuadro rojiblanco, como local, ha sido muy vulnerable. Basta con echar la vista un año atrás para ver el cambio.

La derrota final del año pasado frente al Valladolid no hizo más que empañar una gran temporada del Sporting como local. El conjunto de Paco Herrera y Rubén Baraja completó un año irregular lejos de Gijón, pero con mano firme cuando jugaba sus partidos en casa. La clasificación final le colocaba como el mejor local de la categoría con 48 puntos. En cambio, la cifra conseguida esta temporada en El Molinón-Enrique Castro Quini es de 36, 12 por debajo de lo logrado el año pasado.

El caso es que, con las estadísticas en la mano, los puntos que se escaparon en El Molinón son los que privan al Sporting de aspirar más alto en este final de temporada. Las cifras como visitantes son muy parejas. Este año el cuadro rojiblanco consiguió 25 puntos lejos de Gijón, por los 23 del año pasado. Es decir, el Sporting 2018/2019 fue mejor visitante que el del año pasado.

Las malas rachas en El Molinón fueron las culpables de este descalabro de puntos. Por primera vez en veinte años, el Sporting acumuló tres derrotas consecutivas como local. Estas derrotas, frente al Deportivo, Osasuna y Rayo Majadahonda, son el mejor reflejo de un cambio de dinámica. El Molinón ha dejado de ser el fortín que fue. Este debe ser uno de los puntos de inicio para la siguiente temporada. Volver a hacer del feudo gijonés un campo inexpugnable.

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