Del subidón a la decepción
El Sporting regresó este lunes a Gijón después de una intensa semana de viaje y de partidos. Las sensaciones, tras todos los kilómetros realizados, no son demasiado positivas. Pese al subidón que propició la dura clasificación copera ante el Rayo Majadahonda, el empate sin goles en Cádiz deja una sensación de vacío que debe paliarse ante el Córdoba el próximo viernes.
Más de mil kilómetros en el cuerpo, una clasificación copera, un punto en Liga y un balance de sensaciones dispares. Ese fue el botín que cosechó el Sporting desde que partió hacia Madrid para la eliminatoria de Copa hasta que el colegiado pitó el final del encuentro en Carranza el pasado domingo. Una especia de montaña rusa de emociones que continúa sembrando indiferencia en su parroquia. Una situación que debe variar pronto.
Con un ejército de 27 jugadores partió el Sporting hacía la capital para el duelo copero ante el Rayo Majadahonda. La intensa eliminatoria tuvo que decidirse en la tanda de penaltis, con suerte favorable para los de Baraja, que consiguieron la clasificación para dieciseisavos.
Tras el choque, el equipo partió hacia Jerez de la Frontera con ilusión y confianza, donde se concentró de cara al choque liguero en Carranza del pasado domingo. Allí trabajó e hizo piña, para llegar a la cita en las mejores condiciones.
Por la cabeza de cuerpo técnico y jugadores no pasaba otra cosa que cosechar la victoria -sobre todo tras el empate de la pasada jornada ante el Reus y los resultados negativos- pero no llegó. El equipo cuajó un partido espeso, sin gol y con pocas llegadas, pese a que Baraja aseguraba que fue un partido "para extraer conclusiones positivas".
Las sensaciones no son buenas y sólo las victorias pueden ahuyentar fantasmas. El próximo viernes, ante el Córdoba, llega una nueva oportunidad.