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Es Noticia

Manifiesto de aburrimiento

Álvaro Jiménez y Canella le reclaman una acción a Soto Grado, árbitro del Cádiz-Sporting (Foto: LaLiga).
Pablo Guisasola

El Sporting empató sin goles ante el Cádiz en Carranza, en un partido que no sirvió para devolver la ilusión pero que al menos cortó la racha de tres derrotas consecutivas a domicilio. El colegiado fue protagonista por anular un tanto a Djurdjevic en la primera parte. 

La Copa no tuvo premio. Ni uno solo de los titulares el jueves pasado repitieron en la formación inicial. Baraja empleó a los mismos futbolistas con los que la afición se echó las manos a la cabeza en la última derrota liguera. La excepción fue Álex Pérez, por Peybernes, además del cambio de posiciones entre Carmona y Lod. El finés hoy partiendo desde la izquierda.

Del Sporting fueron las primeras llegadas. Lo probó Carmona de falta directa, a las manos de Cifuentes, y más de lo mismo Álvaro, demasiado centrado. De todos modos, la primera gran ocasión fue cadista. Se lució Mariño, como acostumbra, con una parada soberbia tras el remate de Garrido en un saque de esquina en el minuto 10.

Los ataques se apagaron cumplido el primer cuarto de hora. Mucha intensidad, errores e imprecisiones. Como el del colegiado a la media hora de partido, cuando a Djurdjevic le fue anulado un gol. Pudo haber mano dentro del área de un jugador local en la acción previa, la que dio lugar al tanto invalidado del serbio. Por fuera de juego que no parecía.

En los últimos minutos, justo antes del descanso, el Cádiz dio un pequeño paso adelante, aunque sin apuro alguno para el Sporting.

En la reanudación, eso sí, el dominio local empezó a ser más evidente. Como la dinámica de los de Baraja en las segundas partes a domicilio, cediendo metros poco a poco. Mariño, de nuevo, sostuvo a los suyos en un mano a mano con Jairo en el 53'. Minutos después se fue Djurdjevic, ya son nueve sus partidos sin estrenarse, y Neftali entró en su lugar.

Los cambios dieron lugar a la fase del partido más insulsa. Un manifiesto de aburrimiento, salvo por una volea de Sousa, dando la impresión de que los dos equipos firmaban el empate sin goles. No querían frenar su crisis, solo no agravarla. De ahí el resultado final para desesperación de los seguidores. Los cambios de Pablo y Traver, tardío sobre todo el último, no añadió emoción al encuentro. Eterno, interminable por lo poco visto. Lo mejor, el pitido final.

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  1. Manuel

    ‌poco hay que hablar, descontrol total y temporada perdida estando todavia en octubre, DIMISION total de tidos los ....... Que dirigen este club.