Gracias Caparrós

El Sevilla ha acabado la Liga con una victoria que, si bien puede ser intrascendente a efectos clasificatorios, sí que confirma que la llegada de Joaquín Caparrós ha sido del todo fructífera, hasta tardía. E igual que confirma la recuperación del Sevilla a través de la mano del técnico utrerano, también confirma las deficiencias de la temporada, sobre todo en el banquillo. Ha ganado el equipo nervionense al Alavés y ha firmado en las últimas cuatro jornadas un 10 de 12 puntos que han servido para asentarlo al menos en la séptima plaza y poder mirar al futuro con perspectivas más optimistas. Diez de 12 además con partidos complicados, como ante el Real Madrid o el derbi en el Villamarín.

Fue un partido además que sirve para dar pistas sobre algunas decisiones que debe tomar el Sevilla a partir de ya. Decisiones deportivas. Porque jugadores defenestrados han demostrado ser útiles y jugadores demasiado explotados puede que resulten menos fundamentales de lo que parecían para otros entrenadores. 
El partido del Sevilla ante el Alavés sirvió para seguir confirmando errores pasados ahora subsanados. Para confirmar la insensatez de Montella y hasta de Berizzo durante la gran parte de la temporada y para confirmar que en el fútbol a veces las cosas son más fáciles de lo que parecen.
Por ejemplo, no hacía falta hacer de ello una filosofía, ni hacer de ello una política inamovible, ¿pero de verdad no podría haber jugado el Sevilla más partidos con dos delanteros durante la temporada? Por supuesto que sí, porque este sábado, en un partido sin trascendencia, cierto, el equipo nervionense funcionó mejor con los dos puntas. Ben Yedder se movió con más libertad, remató, marcó y actuó. El francés suele jugar mejor con un atacante al lado, y si tiene la movilidad de Sandro, pues mejor.
¿Y de verdad no podría haber jugado más partidos Roque Mesa con Montella esta segunda parte de la temporada? Pues por supuesto que sí. El centrocampista canario no solo da oxígeno y frescura al equipo, sino que tácticamente proporciona sobriedad, además de un buen primer pase para solucionar y superar líneas de presión intensas, como la que propuso el Alavés. Además se ofrece, tiene buen toque y combinación.
¿De verdad no podría haber jugado el Sevilla durante la temporada con alguna variación de sistema? Caparrós dispuso para este sábado lluvioso un 4-4-2, con Nolito en la izquierda, con Mudo en la derecha y Sandro y Ben Yedder en ataque. Y el conjunto hispalense funcionó, tuvo variantes, los jugadores de ataque se sintieron más arropados, encontraron más soluciones, y con esa fórmula Nolito encontró mejor rendimiento, el Mudo disfrutó de acciones de uno contra uno de las que salió vencedor hasta asistir.
¿Y de verdad no ha habido ni un momento durante la campaña en la que mirar hacia abajo, mirar hacia la cantera? El debut de Lara ha podido ser testimonial, pero es un mensaje que debe asumir el Sevilla, un equipo con una cantera que le ha dado gloria en su historia y a la que no mira desde hace dos años, el tiempo que hacía que no debutaba un canterano.
Podrá parecer fácil, a toro pasado, dar estas soluciones. Pero es que Caparrós las ha ofrecido. Ha impuesto lógica y soluciones, y ha salido de un inmovilismo en el banquillo que tenía condenado al Sevilla. Muestras de que durante la temporada se cometieron errores, y que al menos se solucionaron a tiempo para amarrar la Europa League. 
Fue una temporada agridulce, de gestas y vergüenzas, de hitos y ridículos. Y que debe servir, lejos de respaldar el conformismo, para crecer y no permitir que el Sevilla vuelva a cometer tantos errores.
 

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