De Reyes a Reyes, carbón

Hace exactamente un año desembarcó en Sevilla, una mañana del 5 de enero, Reyes. Venía de un trayecto largo que le había llevado a diversos rincones y cortes de distinto lustre. En la sede nervionense le esperaban con ansias, con ilusión, cómo no. Pero cuál ha sido la sorpresa de esos entonces boquiabiertos sevillistas. Reyes, José Antonio de nombre, apenas ha traído carbón.

En este año completo del utrerano en el Sevilla tras su regreso los números dicen poco a su favor. Pero menos aún dicen las sensaciones. Llegó como el mediapunta salvador que pidió Marcelino. Y lo cierto es que pareció arrancar con fuerza Reyes. Algunos buenos minutos, una buena primera parte en el primer derbi del curso pasado... y poco más. Se fue diluyendo y diluyendo hasta convertirse en el Reyes vulgar que ha vestido la camiseta del conjunto nervionense en su retorno.
Tanto con Marcelino como con Míchel ha disfrutado de confianza: 30 partidos en la Liga en 2012 más tres en la Copa del Rey. En todos ellos, ha marcado tres goles. Dos de ellos en su mejor partido como sevillista desde su regreso, ante el Betis en el último derbi.
Ese ha sido el único regalo verdadero que Reyes ha traído al conjunto nervionense desde el pasado 5 de enero. Porque las alforjas en realidad venían repletas de carbón, de altibajos y de bajo rendimiento.
Ahora, cumplido un año de su regreso, Reyes pelea de nuevo por dejar ilusión en los niños y mayores sevillistas. Intenta reparar su imagen de Rey fracasado y demostrar que aún tiene recorrido. Algunos repuntes sin pragmatismo ha dejado en los últimos encuentros, pero esa supuesta mejoría debe encontrar reflejo en los resultados y en la situación del equipo.
Porque a día de hoy, Reyes es un 'capricho', una operación 'retorno' que le está saliendo cara al Sevilla, muy cara. Pero cada 5 de enero es el día de la ilusión, el día de los sueños, el día de Reyes. Y en este día, todo es posible, hasta que el hijo pródigo que se fue recupere la magia y empiece a regalar, más que ilusión, fútbol.