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Un centenario estimulante para Fazio

De nuevo, está siendo una temporada difícil para Federico Fazio. El argentino estaba llamado a ser, por antigüedad, el jefe de la zaga sevillista, pero incluso se ha visto relegado a la suplencia en este inicio liguero.

Su rendimiento le generó tantas dudas a Míchel que el técnico madrileño optó por sustituirle en el descanso del encuentro en Granada. Le dio el sitio a Botía y el murciano ha respondido.
No obstante, el de Alquerías lleva tres partidos sin jugar. Primero por sanción ante el Mallorca y luego, por lesión frente al Español (ante el que iba a descansar igualmente por ser la Copa) y el Levante. El defensa bonaerense participó en todos. Contra los bermellones, su papel fue discutido; ante los periquitos, incluso anotó un tanto y aportó para encarrilar la eliminatoria; y este domingo, frente al Levante, volvió a tener una actuación destacada.
Cierto es que los de Juan Ignacio Martínez apenas se acercaron a la portería de Palop, pero Fazio supo interpretar a la perfección el encuentro, tiró de jerarquía y asumió responsabilidades a la hora de sacar el balón jugado y superar la línea del centro del campo. El de Ramos Mejía resolvió bien sus acciones defensivas en su pugna con Martins, y además fue decidido intentando sorprender a los granotas con sus aportaciones ofensivas.
Acostumbrado a recibir pitos de la grada, ésta también le aplaude al mínimo síntoma de mejoría. Es lo que ocurrió en un partido que escondía una cifra especial para Fazio. El duelo ante el Levante era su encuentro número cien con la camiseta del Sevilla en Primera División, siendo el 91º futbolista que lo consigue, el decimosexto extranjero nada menos. En este periodo ha conseguido marcar ocho goles, siete de ellos de cabeza; pero no ha logrado convencer a la grada del Ramón Sánchez Pizjuán, que sigue juzgándole cada semana a la espera de que su mejor versión sea la que se consolide definitivamente en el equipo.
No le gustó a Fazio, como es lógico, que Míchel le señalara por su partido en Los Cármenes. El técnico dijo que había contagiado su nerviosismo al equipo y a partir de ese momento le dejó en el banquillo. El de Buenos Aires se ha visto obligado a iniciar un nuevo proceso de reacción y las sensaciones, con Botía fuera por una contusión, no han defraudado. A priori, el ex del Sporting regresará al once cuando se recupere, pero Míchel ha tenido la oportunidad de comprobar que el espigado central argentino está alerta y deseoso de corregir sus descuidos para meterse a todos en el bolsillo.

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