El Sevilla y su pecado reconocido
El Sevilla ha vuelto a ser por ahora equipo de picos. Muy positivos, sobre todo, en los partidos ante el Real Madrid y el Barcelona, en este último pese a la derrota incluso. Fueron los partidos paradigmáticos de lo que quiere Míchel para su Sevilla. Pero también han existido los flojos encuentros de Vigo y Zaragoza, con sendas derrotas. Entre medios, partidos faltos de efectividad (Rayo, Levante), algunos de un buen tono medio (Deportivo, Mallorca) y otros más indefinidos (Getafe, Granada).
En resumidas cuentas, el Sevilla de este primer cuarto de temporada sigue cayendo en el mismo pecado que le condenó a su vulgarización en las últimas temporadas, la irregularidad.
En cuanto a nombres propios, estos primeros diez partidos han dejado una desgraciada lesión de Trochowski, un Negredo que cumple con sus números (seis tantos), una mejora importante de Spahic y algunos fallos puntuales de Botía, un Fazio de menos a más, un Rakitic comprometido, una nueva fórmula para el centro del campo (Maduro-Medel) útil pero no imprescindible, un Campaña cada vez más metido, un Babá fallón y un Reyes tan nulo o más que la pasada Liga, y como consecuencia huérfana desde la lesión de Trochowski. Y detalles sin confirmar por el momento, para bien y para mal.
Este sendero en el primer cuarto de la Liga deja al Sevilla, pues, a las puertas de la definición, un sendero demasiado conocido ya y que anduvo la pasada campaña, por ejemplo, en la que a estas alturas el equipo de Marcelino sumaba más puntos, 18, y estaba mejor colocado, quinto, tras empatar ante el Racing.