Cicinho, espectáculo y sacrificio
Los sevillistas miran a Cicinho y se ilusionan creyendo ver al nuevo Daniel Alves. El mero hecho de que llegara procedente de Brasil ya generó expectación. Y pronto pudo comprobarse que el ex del Palmeiras forma una muy buena pareja con Jesús Navas, hasta el punto de que la banda derecha del Sevilla es considerada hoy una de las más temibles de nuestro fútbol.
Tanta confianza despierta esta conexión, que Míchel, incluso, se permitió el lujo de prescindir de un interior o extremo zurdo frente a los de Mourinho, a sabiendas de que ambos monopolizarían el juego ofensivo por el carril diestro.
Pero Cicinho es mucho más que una baza de ataque. Como defensa está siendo una garantía. El sábado, un buen día para exhibirse, trabajó de manera incansable durante todo el encuentro. Subía con criterio y profundidad y bajaba a la velocidad de la luz, siempre intenso.
El propio Míchel ensalza su labor frente al Madrid. "Tenía enfrente a todo un Cristiano Ronaldo, que no se fue ni una vez de él", dice el técnico madrileño; quien advierte, además, que el Cicinho que vemos es solo una sombra del que puede verse en el futuro: "No está adaptado todavía. Sufre mucho con los entrenamientos y estamos intentando que se acople. Hay que tener tranquilidad. Es bueno, pero va a ser mejor. Tan espectacular como el otro día, pero con trabajo mucho más".
Cicinho, pues, es espectáculo pero también sacrificio; es una lanza, pero también un escudo. Echaba en falta el Sevilla un lateral diestro como el que ahora tiene, del que ahora presume. Después de varios años e intentos fallidos, es inevitable que el sevillismo vea hoy en Cicinho una parte de Alves y le compare con el de Bahía.