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Alemania, año cero


Roberto Rossellini ideó en 1948 una inconmesurable película que relataba la vida de un niño en Berlín después de la Segunda Guerra Mundial. Con una tremenda crudeza relataba la supervivencia de Edmund, de 12 años, ante las devastadoras consecuencias del terror de los años anteriores. Como Edmund, el Sevilla busca pasar página y sobrevivir en Alemania con su primera prueba tras las devastadoras consecuencias (salvando las muchas distancias) que ha dejado el comienzo de la temporada. La principal, el cambio de entrenador. Porque Gregorio Manzano, nuevo técnico, con apenas cuatro días en el cargo, tendrá que mantener en pie a un equipo que ha perdido el rumbo, que no sabe donde resguardarse cuando los partidos vienen torcidos y que ha perdido toda la confianza en el futuro. Precisamente para insuflar esa ilusión de futuro, ese renacer, llega el entrenador andaluz.

 
Y no lo tendrá fácil, porque el principio es lo más duro. No tiene ni tiempo el nuevo técnico para hacerse con su equipo, para conocerlo, manejarlo. Antes que todo eso tiene una primera final en Alemania, en Dortmund, donde se juega buena parte del futuro europeo del equipo sevillista. Tras la derrota ante el PSG en el partido de la primera jornada de la Liga Europa, otro tropiezo podría resultar casi definitivo. Y lo primero que se echara a la boca Manzano es un rival de lo más duro en estos momentos en el continente. Llega lanzado, como un 'stuka' a toda potencia que destroza con rapidez todos los objetivos que avista. Es segundo de la Bundesliga, primero en el grupo J de este torneo y acumula cinco victorias consecutivas, logrando 11 goles en los últimos tres encuentros.
Frente a esta solidez germana el Sevilla lo único que puede oponer es... Gregorio Manzano. Tras cuatro días sería una frivolidad hablar de 'efecto Manzano' y de sus reflejos en el campo. Quizás la poca influencia que pueda tener la llegada del nuevo entrenador tenga más que ver con la psicología, con el efecto de renovación que puede insuflar a la plantilla y con el trabajo y las charlas que haya podido mantener con los futbolistas. Porque al fin y al cabo el Sevilla sigue contando con jugadores de primerísimo nivel, que han vivido momentos de los que aún sueñan rozar sus rivales hoy. Además han vuelto Navas y Cáceres, y Kanouté, pesos pesados para este equipo que pueden dar la cara cuando más difícil está la cosa.
Hay motivos para creer y hay motivos para temer. Como siempre que se empieza de nuevo.

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