El amarillo de Dortmund vuelve a brillar con fuerza

La década de los 90 hizo famoso el amarillo brillante del Borussia Dortmund. Su camiseta se veía por todos los rincones del mundo, provocado por los éxitos de un club que conquistó dos Bundesligas consecutivas (1994-95 y 1995-96), una Liga de Campeones (1996-97) y una Copa Intercontinental (1997). Tras unos años sin éxitos, su trayectoria volvió a verse enaltecida con una nueva Bundesliga (2001-02) y una final perdida de la Copa de la UEFA, ante el Feyenoord (2-3), en esa misma temporada. Desde entonces, una grave crisis económica le obligó a vender a sus grandes estrellas, cambiar el nombre del estadio (Westfalen Stadion, por el de Signal Iduna Park) y estar incluso a punto de declararse en bancarrota.

Ahora, de la mano de Jürgen Klopp, el Borussia ha recuperado la euforia en una afición enloquecida con este fulgurante arranque de temporada. Son segundos en la Bundesliga, sólo superados por el sorprendente Mainz 05, con una sola derrota oficial en lo que va de temporada, cosechada en la primera jornada de Liga ante el Bayer Leverkusen (0-2). A partir de ese día los amarillos han enlazado una racha de siete triunfos consecutivos en partidos oficiales, sumando 20 goles a favor y acercándose a los números de cuando conquistó la liga de 1995. Jugadores como Lucas Barrios, Kevin Grosskreutz, Shinji Kagawa o Lewandowski, son algunos de sus jóvenes pero contrastados valores. Con todos estos datos, no es desde luego el mejor escenario ni el mejor rival para el estreno de Gregorio Manzano, y para un Sevilla necesitado de puntos tras debutar con derrota ante el PSG.