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La boda de la cuarentena: una aragonesa se 'casa' en Barcelona sin novio y con un traje especial

Boda sorpresa en el Hospital Clínic de Barcelona.

Más allá de la batalla vivida día a día contra el coronavirus en los hospitales, sobre todo en los momentos más duros de expansión de la pandemia. Una situación que nos ha dejado anécdotas para el recuerdo, siempre con el poder de las personas como telón de fondo.

Esta historia ocurrió a principios del mes de mayo en el Hospital Clínic de Barcelona. Andrea Alegre, cuenta Heraldo de Aragón, es una enfermera de Teruel que hace ya ocho se trasladó a la ciudad condal para estudiar un Máster. Allí se quedó trabajando y conoció el amor, pero todo este caos les pondría una prueba de fuego en las últimas fechas.

El auge de la COVID-19 obligó a la pareja, al igual que a muchas otras, a suspender el enlace matrimonial previsto en un principio para el pasado 9 de mayo en Pedrola, Zaragoza, en el Palacio de los Duques de Villahermosa. Habría que esperar a 2021 para celebrar el evento -si todo lo permite- por todo lo alto.

No obstante, como premio a su trabajo y como ejemplo de amistad, compañerismo y mucha guasa -porqué no decirlo-, sus compañeros le prepararon la mejor posible de las sorpresas. Andrea llegó a trabajar en turno de noche con el peso de saber que el destino le había jugado una mala pasada. Pero llovía, lo que encendió en cierta medida sus ánimos, contó al periódico aragonés.

La llamaron a una reunión, la sala de espera de urgencias estaba vacía de pacientes, pero llena de amigos y compañeros, que le hicieron un pasillo hasta un altar con un vestido de novia hecho con bolsas de basura blanca, una mascarilla con lentejuelas y un velo, así como un ramo de flores e incluso un tarta nupcial. Eso sí, faltaba el novio.

Boda sorpresa en el Hospital Clínic de Barcelona.

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