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El zaragocismo, de padres a hijos

Marc Aguado en su debut, frente al Nàstic (Foto: Tino Gil/Real Zaragoza).
Daniel Marzo

Semana tras semana la afición del Real Zaragoza continúa demostrando que el sentimiento que posee por sus colores va más allá de lo racional. Un amor que trasciende generaciones y que se transmite de padres a hijos, como si de una herencia se tratara.

Algo que se ha agudizado además, en las últimas temporadas. La cantera aragonesa ha conseguido superar años de travesía por el desierto para convertirse ahora en un elemento fundamental de la primera plantilla del Real Zaragoza. Un elemento más que ha conseguido estrechar, más si cabe, el lazo sentimental entre futbolistas y aficionados. Los últimos ejemplos, los debutantes más recientes, Marcos Baselga y Marc Aguado.

Precisamente de la herencia del zaragocismo sabe mucho este último, Marc, que posee uno de los apellidos más ilustres del equipo blanquillo en los últimos tiempos, el que le legó su padre, Xavi Aguado, mito del Real Zaragoza. Un ejemplo inmejorable para el joven centrocampista, que tiene ocasión de mirarse en el espejo del que fuera capitán, jugador con más partidos de la historia del club –junto a Violeta– y con dos Copas y una Recopa en su haber.

No es más que el último ejemplo, posiblemente el más representativo de una historia que se ha repetido a lo largo de la trayectoria del club aragonés. Un camino que ya siguieron antes los Glaría. El padre, José, disputó dos encuentros con el Real Zaragoza en la temporada 1950/51 antes de que su hijo, Jesús, vistiera la elástica blanquilla tres temporadas, entre 1988 y 1991. Lo mismo sucede con los Camacho. Juan José Camacho Barrachina jugó con el conjunto aragonés en la campaña 1977/78, y no sería hasta 2004 cuando debutara su hijo Juan José Camacho Barnola en un partido de UEFA en Brujas. En 2005 haría su debut Ángel Lafita, hijo del también futbolista del Real Zaragoza Juan Ángel Lafita, que militara en el conjunto aragonés en dos fases entre 1978 y 1983. Además, el hermano de Ángel, Nacho, se quedó también a las puertas del primer equipo, llegando a militar en el Real Zaragoza B.

Pocos dúos formados por padre e hijo tan relevantes en la historia del club como el de Pedro Herrera y su hijo, Ander. El primero, con más de 150 partidos a sus espaldas, además de un papel relevante también en los despachos. Ander, como figura emergente en el último ascenso, en la temporada 2008/09 y con una trayectoria impecable desde entonces. El último ejemplo hasta la fecha había sido el de un compañero de generación y éxitos de Xavi Aguado, Juan Eduardo Esnáider, al que le siguió, sin tanta fortuna, Juan Esnáider, que en la temporada 2013/14 disputó hasta cinco encuentros con el Real Zaragoza.

Buena muestra de la historia interminable en la que se ha convertido el zaragocismo y en la que ahora, los hijos de aquellos jugadores que vivieron épocas brillantes del club, buscan con anhelo volver a reverdecer los laureles que disfrutaron junto a sus padres.

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