Una Virgen del Pilar muy especial en Montevideo

Por el Real Zaragoza han sido muchos los entrenadores que han pasado. Algunos han durado años y años. Otros, en cambio, apenas han durado algunos meses. El caso de Víctor Espárrago es este último. Aterrizó en la capital aragonesa en noviembre de 1996 y fue cesado en enero de 1997. Apenas permaneció al mando del cuadro zaragocista tres meses.

Eso no tacha el cariño y el aprecio que todavía tiene hacia el club y su gente: "Fue una pena. Me cesaron. Quedamos con muy buena amistad con toda la gente". De hecho, en una habitación de su casa en su tierra, Uruguay, guarda recuerdos de todos los equipos por los que pasó tanto de jugador como de entrenador. Entre ellos, el Real Zaragoza. Por ello, en lo alto de una estantería repleta de banderines, trofeos, galardones y alguna que otra portada de periódico, se encuentra una réplica de la Virgen del Pilar. "Ese mismo año, el Zaragoza fue a jugar a Sevilla y el presidente, Solans, me llevó ese gran recuerdo que no está solo puesto ahí, sino que está en mis recuerdos", afirma Espárrago.

Un paso fugaz, pero para el recuerdo de Víctor Espárrago

El Real Zaragoza venía de conseguir el mayor hito en su historia: conquistar La Recopa de Europa en París. Era Víctor Fernández el entrenador que lo consiguió. Así que, como era de esperar, el banquillo seguía siendo suyo. Sin embargo, las cosas comenzaron a empeorar. Y ahí apareció la figura de otro Víctor, Espárrago.

Fue nombrado nuevo entrenador el 10 de noviembre. Era un veterano en el fútbol español ya. Había entrenado a Recreativo de Huelva, Cádiz, Valencia, Sevilla, en dos ocasiones, Albacete y Valladolid. El Real Zaragoza era su siguiente reto. Pero los resultados no le acompañaron. Por lo que el club decidió cederlo el 30 de enero. Siendo Luis Costa, en su segunda etapa al frente del Real Zaragoza, el nuevo técnico.