Diciembre, otro mes negro
El Real Zaragoza recibió el otoño con ilusión. El ambiente festivo de la ciudad sirvió también para elevar al equipo, que firmó en octubre sus mejores resultados, obteniendo además la satisfacción de contar con el mejor jugador del mes, el goleador Borja Iglesias. Un espejismo que barrió de un plumazo el cierzo del mismo modo que desnudó los árboles de hojas.
Llegó noviembre y lo que había sido ilusión se tornó en desesperanza. Los resultado no llegaba y ya ni siquiera las sensaciones servían para atenuar el nerviosismo de una afición que sabe mucho de decepciones. La primera derrota de la historia frente a la SD Huesca suponía el inicio de un mes desastroso en el que tan sólo se consiguieron cuatro puntos en otros tantos partidos, quedando anclados en la mitad de la clasificación.
Pero el Real Zaragoza sigue fiel a las ordenanzas de Murphy y sabe que si algo puede salir mal, probablemente saldrá mal. Pese a comenzar con victoria en Gijón, en un encuentro que rozó milagroso –con penalti parado en el último suspiro incluido– la trayectoria blanquilla siguió torciéndose también en diciembre. Los de Natxo González han repetido los números de su peor mes, con cuatro puntos en cuatro encuentros y lo peor de todo, se han mostrado impotentes; débiles en defensa y austeros en ataque. Sensaciones pésimas para cerrar un año nefasto que sólo permite la esperanza de que lo que llegue sea mejor que lo que queda atrás.