Un partido sin mirar la portería

El del pasado domingo no será un partido que pase a la historia. Al menos no a la del Real Zaragoza, que con el punto cosechado en Montilivi frente al Girona, cerró de la forma más triste una de las peores temporadas de su historia, en la que el descenso a 2ªB acechó al equipo aragonés hasta la penúltima jornada de competición.

En el encuentro, en el que el Girona logró el ascenso a Primera división, el empate satisfacía las necesidades de ambos equipos y eso se hizo patente. Tras los comentarios realizados durante la semana, finalmente ambos equipos se conformaron con un pacto de no agresión que permitía, tanto a Girona como a Real Zaragoza, alcanzar sus objetivos.
Una falta de intensidad que se plasma con claridad en las estadísticas del encuentro. Pocas veces Bono y Ratón tendrán la oportunidad de vivir un partido tan tranquilo, pues ni uno ni otro tuvieron que intervenir a lo largo del partido. Y es que tan sólo hubo dos disparos, ambos del Real Zaragoza y lejos de la meta rival, uno de Marcelo Silva y otro de Lanzarote. Otro dato sintomático es el de las faltas cometidas, apenas 20 -6 del Girona, 14 del Real Zaragoza-. Aunque quizá el dato más relevante de lo sucedido está en la estadística de pases. En el caso del equipo blanquillo, los tres jugadores por los que más veces pasó el esférico fueron Zapater (98), Marcelo Silva (90) y José Enrique (85), es decir, los dos centrales y el pivote; en lo lo que supone una descripción del territorio en el que se movió el encuentro.
Un triste broche final a la altura de la temporada y que dejó al menos la satisfacción de lograr la salvación matemática a falta de un encuentro, el del próximo sábado ante el Tenerife, que de haber puesto la permanencia en juego, podría haber sido dramático.