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12 deseos para el Real Zaragoza en 2017

ElDesmarque

El Real Zaragoza llega una vez más a fin de año sin haber cumplido con los propósitos que doce meses antes había puesto sobre la mesa. La decepción de Palamós hizo saltar por los aires cualquier esperanza de alcanzar el ascenso en 2016 y ese será el primero de los nuevos deseos de equipo blanquillo para el año que recién comienza.

No será lo único que deseen tanto desde el club como los aficionados blanquillos, aunque desde luego es lo que se repite en la mente de todos desde hace ya cuatro temporadas. El ascenso es el primero de los propósitos, pero hay mucho más que pedirle a un Real Zaragoza que sigue mejorando, pero que todavía tiene cuentas pendientes.

Es el objetivo más obvio y el que se viene repitiendo año tras año desde el último descenso. En este tiempo, ha habido oportunidad para vivir temporadas en las que el objetivo quedó lejos y otras en el que faltaron apenas minutos. En esta ocasión, parece haber voluntad de quitar presión, pero el ascenso a la máxima categoría, la que siempre fue la del Real Zaragoza, es una obligación.


Quizá sea lo mejor que ha logrado la Fundación desde su llegada a los despachos del Real Zaragoza, pero también, de alguna manera, va unido de forma irremediable al ascenso. La deuda se ha reducido notablemente en los últimos años, pero todavía es un quebradero de cabeza para un club que respira con dificultad, a la espera de que en lo deportivo llegue el oxígeno.


La vuelta de Cani y Zapater fue la respuesta que se dio desde el club al desastre de Palamós. Entonces, un equipo desalmado fue atropellado por la todopoderosa Llagostera en una de las páginas más negras de la historia del Real Zaragoza. La vuelta de dos emblemas del club y en general, de sangre aragonesa que pueda desarrollar el proyecto deportivo van en una misma dirección, recuperar la identidad del conjunto blanquillo, para que un día, pueda volver a ser lo que fue.


La gran asignatura pendiente en lo deportivo. Si el Real Zaragoza quiere aspirar verdaderamente a lograr el ascenso, deberá mejorar sus datos lejos de La Romareda. Un camino que empezó a labrarse en el último partido de 2016, en el que llegó la primera victoria fuera de casa en la temporada y que deberá seguir trabajándose en 2017 para alcanzar las más altas metas.

 

Hubo un tiempo en el que el Real Zaragoza fue un grande de España. De alguna manera lo sigue siendo, por palmarés y por historia, el equipo blanquillo está entre los más nobles equipos del país, aquellos que cuentan en sus vitrinas con títulos nacionales e internacionales. Sin embargo, de un tiempo a esta parte la imagen ha caído en picado, no solo por lo deportivo, sino también por los tejemanejes del anterior propietario. Una cuenta pendiente para 2017 será seguir tratando de recobrar el prestigio perdido.


En este sentido habría que partir de una premisa inicial. Y es que la afición del Real Zaragoza se merece un monumento. Pese a todas las dificultades y decepciones sufridas en los últimos tiempos, siguen ahí, apoyando al equipo cuando más lo necesita. Merecida es pues la respuesta del club, que logró con Cani y Zapater devolver cierta parte de la ilusión perdida, pero que tendrá que trabajar duro todavía para restablecer la moral de una afición a la que no es fácil curar las heridas.

 

La competición copera ha sido durante muchos años el hábitat natural del Real Zaragoza. En ella llegaron algunos de los mayores éxitos del club y también algunos de los partidos que todos podemos recordar. En cambio, de un tiempo a esta parte, la Copa no es más que un estorbo en la rutina de un equipo que lucha por abandonar la segunda división. Algo que debería cambiar, aunque solo fuera por honrar su propia historia.


Pudiera ser que este propósito entre en colisión directa con la reducción de la deuda, pero los jóvenes, los jugadores de la cantera del Real Zaragoza son su mejor patrimonio. Los hemos podido ver durante la temporada, nombres como los de Xiscu, Zalaya, Buenacasa, Subías, Pombo o Raí, entre otros, deben formar parte del futuro más inmediato del club. Poner en valor su valía y dejar que crezcan junto al equipo, que si han de salir algún día, ya habrá tiempo.

 

Llegará el tramo decisivo de la temporada y con él, el momento de máxima necesidad de apoyo por parte del equipo. Para entonces, la afición volverá a responder, como siempre hizo cuando se le pidió. Ojalá en esta ocasión, bien vía promoción o en la lucha por el ascenso directo, el Real Zaragoza le ofrezca motivos a los suyos para volver a llenar La Romareda y sentir nuevamente el ambiente de las grandes ocasiones.

 

Es una simple palabra pero está visto por lo sucedido durante las últimas temporadas que es realmente complicada de alcanzar. Podría definirse como una mezcla de varios de los anteriores propósitos, pues pasa por la mejora de la situación económica, así como por la deportiva, pero también por la comunión del equipo con la grada. En este Real Zaragoza, la estabilidad más que un propósito es un auténtico reto.

 

Desde que se consumó el descenso, el Real Zaragoza es una auténtica trituradora de entrenadores. En las últimas cuatro temporadas ninguno ha logrado mantener el puesto de inicio a fin, algo que también ha sucedido con un buen número de jugadores. Desde la dirección deportiva se debe comenzar a pensar en poner los cimientos para un club que vaya más allá de los siguientes seis meses.

 

Muchos son los recuerdos que nos vienen a la mente si pensamos en el tiempo en el que el Real Zaragoza era capaz de luchar cara a cara con los grandes. No pocas ocasiones en los que Madrid o Barcelona salieron vapuleados de La Romareda o que Europa quedó asombrada con el nivel del equipo aragonés. Suena lejano en el tiempo y parece todavía más difícil que pueda repetirse en el futuro, pero soñar es gratis y ese es nuestro último propósito para el año que recién comienza. Un 2017 que todos esperamos sea de éxito para el Real Zaragoza.

 

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