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Es Noticia

Veinte años sin Alfonso Soláns

Dani Marzo

Esta semana se han cumplido veinte años desde aquel 29 de noviembre de 1996 en el que Alfonso Soláns Serrano fallecía a los 73 años, dejando al Real Zaragoza huérfano de una figura carismática que tuvo la ocasión de vivir, en apenas cuatro años de presidencia, la mejor versión del equipo blanquillo de los últimos años.

La de Alfonso Soláns Serrano vendría a ser la historia de eso que llaman un hombre hecho a sí mismo. Nacido el 23 de noviembre de 1923, con apenas 17 años comenzó a trabajar en la fábrica de camas que poseía su padre. Ya con 26, abriría en el zaragozano barrio del Arrabal su propia fábrica de camas de latón niqueladas, en lo que supondría el germen de lo que después sería Pikolín. No sería hasta los años 50 cuando tomara dicho nombre la empresa, trasladada ya a la calle Puente del Pilar y en 1973 a la carretera de Logroño, donde se ha mantenido hasta hace escasas fechas. Su espíritu emprendedor y la busca constante de la mejora en los procesos y calidades hizo de Pikolín un referente en el sector.
Fue en 1992 cuando la figura de Alfonso Soláns Serrano tomó las riendas del Real Zaragoza. El equipo aragonés vivía por entonces tiempos convulsos. En 1988 dimitía Miguel Beltrán en lo que suponía la vuelta de José Ángel Zalba a la presidencia. Zalba, que ya había dirigido el club en los años 70, se encontró con un club que por entonces poseía una deuda superior a los mil millones de pesetas y con diversas irregularidades en los contratos de los jugadores. Una situación que incluía deudas millonarias, entre otros, a Rubén Sosa, lo que provocó el retraso en las nóminas de los jugadores durante la temporada 88-89, llegando incluso a embargarse alguno de los trofeos del club. Una situación crítica que se mantuvo hasta la llegada de Soláns al club en 1992. El dueño de Pikolín se convertía además de en patrocinador principal del equipo, en dueño del mismo, siendo así el Real Zaragoza el primer club español en llevar a cabo la reconversión de Club Deportivo a Sociedad Anónima Deportiva.
Esa primera temporada, con Víctor Fernández en el banquillo, Víctor Muñoz como director deportivo y Javier Paricio en la dirección general, el Real Zaragoza alcanzó la final de Copa ante el Real Madrid, cayendo en Mestalla por 2-0. Se ponían así los mimbres para iniciar el camino hacia la Recopa, con la adquisición de jugadores como Santi Aragón, Sergi, Sánchez Broto o Nayim. Una temporada después, en la 93-94, llegarían Juanmi y Cáceres, así como el primer título de la era Soláns, la Copa del Rey lograda en el Calderón ante el Celta de Vigo en una agónica tanda de penaltis. La trayectoria del presidente, y la del Real Zaragoza, tocarían techo en mayo de 1995 cuando el equipo alzó al cielo de París la Recopa conseguida gracias al mítico gol de Nayim en la prórroga ante el Arsenal.
Tras la Recopa, temporada y media más se mantuvo Alfonso Soláns en el cargo con la amargura de ver como los que habían sido campeones en París apenas alcanzaban media tabla una temporada después y coqueteaban con el descenso en el momento de su fallecimiento -era vigésimo tras la 14º jornada de la 96-97 disputada el 24 de noviembre de 1996 y acababa de eliminar al Real Unión de Irún en Copa en 3ª ronda, el 27 de noviembre-.
Para entonces, la figura de su hijo, Alfonso Soláns Soláns, ya había emergido como consejero delegado y vicepresidente de la entidad. Sería precisamente él, quien tomaría el cargo de presidente del Real Zaragoza, así como de Pikolín, dando comienzo a diez años de claroscuros en los que el éxito deportivo -3 Copas del Rey- se mezcló con el fracaso en lo económico.

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