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Es Noticia

El espíritu de Murcia

Dani Marzo (@Marzo_s)

Se cumplen veinticinco años de la última promoción que finalizó de forma exitosa para el Real Zaragoza y que de paso, fue el germen de triunfos posteriores.

Fue la temporada 1990-91. El Real Zaragoza había sufrido durante buena parte de la temporada, dirigido por Maneiro y posteriormente por un jovencísimo Víctor Fernández. Con tan solo 33 puntos, el equipo se vio obligado a disputar lo que entonces era la promoción para evitar el descenso.
Una fórmula un tanto cruel, en la que se veían las caras dos de los peores equipos de la Primera División y dos de los mejores de la Segunda. El rival del Real Zaragoza era el Real Murcia.
El primer encuentro se disputó en tierras murcianas (12/06/1991). El equipo blanquillo contaba ya con nombres conocidísimos, que años más tarde se convirtieron en leyenda. Los Cedrún, Belsué, Aguado, García Sanjuán, Higuera o Pardeza a los que se le sumaban otros como Pablo Alfaro, Víctor Muñoz o el actual director deportivo, Narcís Juliá. La tensión se ponía por encima del juego y el primer partido se cerraba en tablas, un empate a cero peligroso para los intereses del Real Zaragoza.
La eliminatoria llegó a Zaragoza (19/06/1991), donde se puse en marcha el espíritu de La Romareda. Con el estadio absolutamente lleno y la afición apretando, no se podía fallar. Apenas ocho minutos tardó el equipo blanquillo en abrir el marcador gracias a un gol de Gustavo Poyet, que anotaría también el segundo. Recortaba distancias el Murcia por mediación de Eraña, un gol respondido al instante por Pardeza, que hacía el tercero. Llegaría también el cuarto, ya en la segunda parte, esta vez por parte de Higuera y volvería a anotar Pardeza para cerrar el marcador, poco después de que los murcianos anotaran el segundo.
El Real Zaragoza, pese al sufrimiento, hacía disfrutar a su afición en una noche mágica. Y aquella, solo fue la primera. Pequeños retoques en la plantilla y la dirección de Víctor Fernández hicieron de aquel Real Zaragoza, un equipo grande. La temporada siguiente, el equipo alcanzaba puestos de UEFA, y unos años más tarde, los aragoneses conseguía alzarse con la Copa del Rey frente al Celta, un título que le abría las puertas a la disputa de la Recopa. Lo demás, es historia.

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