Carreras ha logrado enchufar a Diamanka

Pape Diamanka ha cambiado su rol en el equipo fruto del sacrificio del jugador en cada entrenamiento y de la justicia de Carreras a la hora de valorar el esfuerzo de sus futbolistas. El centrocampista de origen senegalés lo pasó mal tras el mercado de invierno porque se veía fuera de los planes del técnico con la llegada de competencia en su puesto como Ros o Culio. Sin embargo, su buena adaptación a las circunstancias le ha otorgado un rol principal en el equipo que se traduce en la titularidad ante el Oviedo.

 
Las cosas en el fútbol cambian de un día para otro. A veces los tópicos se cumplen y aquello de “solo me queda trabajar para revertir mi situación” suele tener recompensa más allá de la queja en sala de Prensa. La relación de Carreras con Diamanka se puede calificar más de paternal que de otra cosa. El jugador se vio fuera, el entrenador no lo quiso tirar a la basura y, después de un corto periodo de discrepancias, el fruto de ese buen rollo ha llegado en forma de titularidad para el futbolista y buen rendimiento para el entrenador.
El partido ante el Oviedo aparecía en el horizonte como una cita tan vital en la que no cabían experimentos. Todo el mundo había apostado por la teórica alineación de gala con Ros en el centro del campo, pero Carreras sorprendió con Diamanka. En un principio, el técnico dio una explicación táctica, “pensamos que el Oviedo iba a variar su juego al no estar Toché”, explicó. Pero también aludió a una cuestión de méritos: “Ros está bien, pero esta vez me he decidido por Pape”.
Carreras siempre ha demostrado que no se casa con nadie y que ningún jugador es fijo por jugar habitualmente ni está fuera de su cabeza si no lo hace. El técnico se ha empeñado en recuperar a Diamanka y el senegalés está respondiendo a buena confianza.