Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros con fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada (recopilan datos sobre tus gustos y perfil).

Si continúas navegando por el sitio, estás aceptando su uso.

Puedes rechazar la utilización de cookies u obtener más información al respecto en nuestra Política de Cookies

A través de cualquiera de las páginas webs del Grupo tiene la opción de personalizar las cookies tal y como desee.

Es Noticia

Se cumplen diez años del fracaso de 'La Séptima'

Chesus Santamaría

Hoy se cumplen diez años de la final de Copa del Rey de infausto recuerdo para el Real Zaragoza. A los aragoneses se les había presentado una oportunidad de oro para ganar su séptimo trofeo en esta competición tras eliminar a Barcelona, Real Madrid y Atlético y toparse con el Espanyol en el final, pero los ‘pericos’ ganaron por 4-1 dando un baño a los zaragocistas.

 
Se venía de conseguir el ‘Galacticazo’ y había muchas esperanzas de volver a ganar la Copa. La misma base equipo y el mismo entrenador, Víctor Muñoz, podían ganar su segundo torneo consecutivo. Pero las cosas se torcieron antes del partido. El técnico aragonés alineó a César, Ponzio, Milito, Álvaro, Toledo, Celades, Cani, Óscar, Zapates, Éwerthon y Diego Milito. La polémica por no poner a Savio y a Movilla traía los ánimos revueltos. Tampoco jugó Sergio García.
Los españolistas también tienen muy claro que la clave estuvo en su humildad contra la prepotencia zaragocista. Lotina comenta en el As las claves: "Habíamos visto que la zona derecha del Zaragoza era la más débil, así que colocamos a Fredson para ganar los balones y a Luis García para buscar la espalda del lateral. Queríamos hacer daño por ese costado”, explicó a AS el técnico. De hecho, las jugadas del 1-0 y del 2-1 parten desde esa posición, un automatismo que los futbolistas habían interiorizado en los entrenamientos previos.
Pero hay otro detalle, menos táctico y más emocional, que convenció a Lotina de que esa final se iría para Barcelona. “Quedaba una hora para empezar el partido y los jugadores del Zaragoza estaban sobre el césped, en traje y relajados. Cuando fui a nuestro vestuario, mis jugadores ya estaban cambiados y dispuestos a salir a calentar. En ese momento, pensé que íbamos a ganar por ese estado emocional. Me convencieron”.
Ewerthon también recordaba hace unas semanas en El Periódico de Aragón que era "la final más fácil que había perdido nunca".
 

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar