La revolución baldía

Los cambios introducidos por Carreras -Hinestroza, Gil y Dongou-, apenas tuvieron influencia sobre el juego del Real Zaragoza.

Corría el minuto 65, tres después del penalti anotado por Sergio León que ponía en ventaja al Elche, cuando Lluís Carreras introducía su primer cambio. Entraba Hinestroza en el lugar de Culio, con la intención habitual de que el colombiano pudiera iniciar la revolución desde la banda. En el 72, el técnico catalán haría lo propio con Sergio Gil por Isaac, para pasar a jugar con defensa de tres. Y en el 77, ya casi a la desesperada, entraba Dongou por Ángel.
Cambio de nombres y cambio de esquema para intentar darle la vuelta no solo al marcador, sino también a las sensaciones, dominadas por la superioridad de juego de un Elche bien ordenado y alimentado por el olfato goleador de Sergio León. Y al final, la nada. Los cambios realizados apenas mejoraron una pobre imagen ofrecida por el Real Zaragoza en el Martínez Valero. De Hinestroza un par de centros que no encontraron rematador; de Gil, un despeje en área propia y de Dongou, apenas nada, más enredado en faltas y rifirrafes con el rival que en encarar la meta rival.
Una revolución inexistente que se repite en las últimas jornadas, en la que los jugadores que parten desde el banquillo para intentar mejorar al equipo, apenas sirven ante la incapacidad del conjunto blanquillo para voltear los marcadores que se le ponen en contra.