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Es Noticia

El día en que César puso el cerrojo y Ewerthon bailó samba en Vitoria

Dani Marzo (@Marzo_s)

Suena a tiempos remotos, aunque los nombres se mantienen vivos en la memoria de los aficionados del Real Zaragoza. Eran otros tiempos, previos a la era de oscuridad de Agapito Iglesias; se cumplen diez años de la última visita en Primera División al campo de Mendizorroza.

Fue un 8 de enero de 2006. Invierno, como ahora, aunque la nieve no amenazó el encuentro y tan solo el frío hizo acto de presencia. Cara a cara dos equipos de pasado glorioso y presente incierto. El CD Alavés, que todavía conservaba los vestigios de lo que había llegado a ser “la patata mecánica”; aquel equipo que desafió al Liverpool en una final europea (2001), era entonces, cinco años después, el colista de la Primera División. El Real Zaragoza contaba con el recuerdo de la Copa del Rey de 2004 y tras haber caído en UEFA frente al Austria de Viena en 2005, contaba con un equipo de garantías para afrontar una temporada que se presentaba ilusionante.
Víctor Muñoz era el técnico de un equipo blanquillo que contaba en sus filas con nombres cariñosamente recordados como los de César en portería, los dos Milito, Cani, Ponzio, Álvaro, Generelo, Óscar o Ewerthon; todos ellos titulares en una fría noche en Vitoria. En el Alavés, apenas destacaban las figuras de veteranos como Juanito y Pellegrino, la calidad de Nené y Edu Alonso y la efectividad del exótico delantero australiano Aloisi.
Como casi siempre, visitar Vitoria suponía un duro ejercicio para el Real Zaragoza, un partido complicado en el que poner los cinco sentidos para alcanzar la victoria. Dominaban los de Chuchi Cos -acólito de Dimitri Piterman-, que ponían en serias complicaciones a un César que sería de lo mejor de los zaragocistas durante la primera mitad, que apenas eran capaces de asustar a Costanzo, meta local, con un cabezazo de Óscar. Se llegaba pues al descanso con empate a 0 y todo todavía por jugar.
Nada más comenzar la segunda parte, el robo de Ewerthon servía el balón para Diego Milito, que con un toque magistral, conseguía anotar el primer gol de la noche. El Zaragoza se soltaba para llegar con más asiduidad a la meta de un CD Alavés que se volcaba en busca del gol, dejando espacios a su espalda. Muñoz movía el banquillo para dar entrada a Zapater y Movilla en el lugar de Óscar y Celades. El equipo lo notaba, encontrando la estabilidad perdida. Así, con una gran jugada que pasa por los pies de medio equipo y que se culmina con una pared increíble entre Ewerthon y Diego Milito, llegaba el segundo gol del equipo zaragozano. Un 0-2 que servía para ver al ariete brasileño bailar samba en el fondo de Mendizorroza. Era el minuto 86 y el resultado ya no se movería.
Justo un mes después de aquel partido, el 8 de febrero de 2006, el Real Zaragoza firmaría una de las mayores azañas y de las más recordadas de su historia reciente, el 6-1 en Copa del Rey al Real Madrid. Y aunque esa es otra historia, ese es también el último equipo del Real Zaragoza que pisó en Primera el campo de Mendizorroza.

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