Lo mejor y lo peor del primer amistoso del Pucela

El Real Valladolid empató (1-1) frente al San José Eartquakes en el que pasará a la historia como su primer amistoso de la pretemporada 2019/2020, siendo además el estreno competitivo dentro de la gira norteamericana que está llevando acabo el equipo. Un partido del que no se pueden sacar conclusiones, pero que sí deja una lluvia de sensaciones.

La primera y más contundente es que existió un mundo entre una y otra parte de las dos disputadas. Y también hubo inmensas diferencias en el planteamiento de Sergio González entre los citados primeros y segundos 45 minutos. El técnico barcelonés se tomó mucho más en serio el primer acto, con jugadores llamados a ser más importantes, y repartió minutos en el segundo tiempo con hombres que lo tienen más complicado para tener continuidad en LaLiga Santander e incluso para quedarse.

Lo positivo

La primera parte dejó dos nombres propios en clave positiva. El de Sandro Ramírez y el de Míchel Herrero. El grancanario empezó algo torpe, pero se fue entonando y dejó destellos de la calidad que atesora. No tardó en buscar portería y la encontró con un golazo de falta que le debe servir para ganar confianza y empezar a sacarse la espina de la injusta falta de efectividad que ha vivido durante los últimos años. Fue un gol con mayúsculas, haciendo imposible la estirada del guardameta rival y no teniendo ningún tipo de duda en la ejecución del balón parado, que esta temporada volverá a estar muy caro pese a la ausencia de Daniele Verde.

No menos noticia es que Míchel Herrero haya sido también la cara de la moneda. El valenciano, jugador cada vez más de rachas, pide a gritos una regularidad que apenas le ha acompañado en su carrera. Un rendimiento muchas veces vinculado al físico. Pero el fútbol lo lleva dentro y, cuando lo saca, es la manija del Pucela. Quedó claro en el Avaya Stadium. Fue, en una valoración global, el mejor jugador del partido, el que más aportó al juego blanquivioleta.

De esa primera parte también se puede destacar la insistencia de Sergi Guardiola, que tuvo cerca el gol en varias ocasiones. Por otro lado, Jorge de Frutos se mostró más maduro de lo esperado, pero le faltó algo más de soltura y verticalidad. No obstante, mantuvo el tipo en su debut. Más apagado estuvo Fede San Emeterio, si bien la poca exigencia defensiva que tuvo el Real Valladolid en el centro del campo le hizo pasar más desapercibido. En las bandas, sufrió puntualmente Fede Barba, al que apenas se le vieron dotes de lateral zurdo, circunstancia que es una de las grandes interrogantes del curso. Joaquín Fernández fue el primer sustituido, se entiende que por molestias. El resto de jugadores ni lucieron ni deslucieron.

Lo negativo

Historia diferente es lo de un segundo tiempo insulso en el que se estropeó el trabajo de aprobado realizado en el primer acto. La mayoría de los jugadores no estuvieron a la altura, si bien es cierto que el once era más de circunstancias, con Rubén Alcaraz de central y actores más secundarios sobre el césped como Kike Pérez o Chris Ramos. Este último estuvo fallón pese a tener e incluso generar alguna ocasión interesante de gol.

Había expectación por ver a Álvaro Aguado, que dejó algún buen detalle, pero el partido pronto pasó a dominio de los Quakes y también cayó en el nivel del resto de sus compañeros. Nacho Martínez y Javi Moyano no estuvieron especialmente finos. El lateral izquierdo sufrió y, por su banda, es cierto que sin ayudas, llegó el gol del empate. El jienense provocó un penalti que pudo costar la derrota. Waldo Rubio puso algo de chispa, pero insuficiente.

Dos mitades, muchos nombres, y seguro que un Sergio que ha tomado buena nota. De momento, nosotros, las notas no las ponemos.