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Juan Merino, el revulsivo

Ángel Velasco B.

La pasada Navidad no fue sencilla en el entorno del Gimnàstic de Tarragona. Llegando al periodo vacacional como colista de la categoría con sólo 16 puntos, durante dicho periodo, Vicente Moreno presentaba su dimisión como entrenador tarraconense. El Club solicitaba un periodo de reflexión y emplazaba al entrenador unos días después para comunicarle si aceptaba, o no, dicha decisión del preparador valenciano. Usando la lógica, el Nástic aceptaba la salida del técnico que les había devuelto a Segunda División y anunciaba a Juan Merino, ex del Real Betis, como el nuevo capitán del barco del próximo rival del Real Valladolid.

 
Desde aquella agitada Navidad, todo ha cambiado, y para bien, en el seno catalán. Tras 11 partidos con el míster gaditano, el equipo ha salido del último puesto e, incluso, ha abandonado la zona de descenso. Todo gracias a la racha que firma el actual entrenador. Desde su llegada, el equipo sólo ha perdido dos partidos. A la reciente derrota (1-3) ante el Elche CF, hay que sumar sólo la 'lógica' derrota (2-1) en el Estadio Ciutat de Valencia ante el Levante UD.
Descontando ambos partidos, Juan Merino ha firmado cuatro victorias y cinco empates en su etapa en el banquillo catalán. La cifra de 17 puntos de 33 posibles ha conseguido crear una esperanza en un conjunto que llegará este sábado al Nuevo Estadio José Zorrilla con la obligación de sumar para no verse más apretado aún por el Rayo Vallecano. Con todo el trabajo hecho hasta la fecha, la distancia del Gimnàstic de Tarragona con el descenso es de apenas un punto. Así, una derrota en Zorrilla y una victoria vallecana en su visita a Soria, devolvería a los de Merino a la zona de descenso.

El refuerzo del mercado

Por ello, y en un objetivo muy diferente al del Pucela, no sumar en este duelo sería un paso atrás para los catalanes, un equipo muy reforzado y mejorado en el pasado mercado invernal. En el fútbol no existe la magia y la nueva versión tarraconense se debe a una reforma elevada del vestuario. Con los nombres destacados de Luismi Sánchez, cedido desde Valladolid, y de Achille Emaná, que ha regresado a la que ya fue su casa, la dirección deportiva tarraconense dirigida por Emilio Viqueira, que fuera jugador profesional, variaba al vestuario. 
Manu Barreiro, desde el Deportivo Alavés, y Bruno Perone, que llevaba varias semanas a prueba en el equipo, completaron los retoques de una plantilla que vio en Manolo Reina a otros de los fichajes. Tras una lesión de larga duración, el veterano portero regresaba a la titularidad del equipo en el mes de enero y, con él, comenzaba la etapa de Juan Merino. El que es, actualmente, el revulsivo del Gimnástic de Tarragona.

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