Diego Rubio avanza en su larga recuperación

Hace menos de un año, el 8 de marzo de 2016, concretamente, Diego Rubio oficializaba su marcha del Real Valladolid. El delantero chileno, sin hueco en los onces de Miguel Ángel Portugal ni espacio en la plantilla tras los fichajes invernales de Roger Martí y Vincenzo Rennella, hacía las maletas para abandonar el Nuevo Estadio José Zorrilla solo unos meses después de su llegada en verano. El jugador, que había firmado un contrato por cinco temporadas, no había cuajado y se marchaba, inicialmente, cedido, tras disputar 412 minutos como pucelano.

 
Una cifra pobre de la que salía con una cesión al Sporting Kansas City que, meses después, se transformaba en traspaso. Así lo anunciaba Carlos Suárez el pasado 1 de septiembre en la presentación de Raúl de Tomás. En aquel momento, Diego Rubio era un jugador en forma y un futbolista con esa chispa y confianza que no tuvo en Valladolid, pero la mala suerte se cebó con él. Tras aclimatarse al cambio, estrenarse como goleador y hacerse con la titularidad, el chileno sufría en noviembre una grave lesión de rodilla. Rotura del ligamento cruzado de la que era operado el día 2 de noviembre y de la que avanza a grandes pasos, como así muestra orgulloso en sus redes sociales.