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Lo pronto que dejó de gustar Ibán Salvador

Ángel Velasco B.

Este miércoles el Real Valladolid confirmaba la salida de Ibán Salvador del Nuevo Estadio José Zorrilla. El atacante catalán abandonaba el proyecto blanquivioleta con una cesión al UCAM Murcia. El equipo universitario lograba el préstamo de un jugador de calidad, un futbolista de talento pero tan irregular como para conseguir ser el mejor de la pretemporada pucelana y acumular, antes de llegar a 2017, semanas y semanas sin ser citado por Paco Herrera para los partidos del Real Valladolid. El hispano-guineano lleva sin saltar a un terreno de juego desde el 19 de noviembre. Aquel jugador titular en los primeros cuatro encuentros ligueros ha tenido que hacer las maletas y se ha despedido del Pucela, parafraseando la situación de Jose Arnáiz, porque desde hace mucho tiempo, dejó de gustar. Demasiado pronto perdió esa chispa.

 

Sorprendente ilusión

Su llegada se produjo el 20 de julio en una muestra importante de qué tipo de proyecto estaba formando el Club. Braulio Vázquez, conocedor del futbolista por el paso de ambos por Valencia, le firmaba un contrato de tres temporadas. El '28' llegaba a Valladolid y, desde el primer momento, era cuestionado por su estilo, aquél que en las dos últimas temporadas le había costado 36 cartulinas amarillas. Un estilo callejero que, a la hora de la verdad, gustaba. El guineano se hacía con el poder del juego. Todo pasaba a su alrededor. Era la referencia y sumaba minutos de calidad en la pretemporada. Esa personalidad gustaba en un principio. Con detalles propios de su juventud y con el trabajo que se le encomendaba a Paco Herrera, su pierna izquierda dejaba grandes esperanzas.
Un perfil de jugador que demandaba libertad para jugar en la zona ofensiva aunque sin ser delantero centro, su trabajo exigía mucha pelea. Demasiada. Estaba muy expuesto ante las defensas rivales. Su estilo de conceder pocas amistades en el terreno de juego gustaba. Era anárquico en el juego, díscolo en algunas acciones, pero nunca evitaba el contacto. Quería el balón. Buscaba protagonismo. Con estos ingredientes se llevaba al debut liguero ante el Real Oviedo y la titularidad del '28' era segura. Por aquel entonces su puesto era más determinante que el de Jose Arnáiz, por ejemplo. Partidos de pretemporada, como ante el Club Deportivo Lugo en Tordesillas, le situaban en un puesto principal en los esquemas de Paco Herrera.

Y de repente...

En pretemporada fue el mejor. Sin opción de dudas. Generó, gusto y marcó. Los 493 minutos de la preparación le dejaron en un lugar destacado. Tanto que fue titular en los primeros cuatro encuentros ligueros. Los fichajes de Raul de Tomás y Dejan Drazic, primero, y la recuperación de Juan Villar, después, fueron escondiendo al futbolista de los esquemas. En competición oficial nunca llegó a ser aquella gran esperanza de pretemporada. No tenía esa chispa característica. No era él y saliendo del once se terminó de perder.
De repente, un jugador subido a los altares en pretemporada, se veía señalado tras el primer contratiempo del equipo. Perdió su puesto y ya nunca lo recuperó. Tras la participación en la derrota (1-0) ante el Club Deportivo Tenerife, Ibán solamente sería titular en dos encuentros. El copero ante los canarios y, en su fin, la derrota (2-1) ante el Club Deportivo Numancia. Aquel duelo en Soria mostró las carencias de madurez de un gran jugador. Sus ganas de recuperar el tiempo perdido y la distancia ganada por los compañeros le llevó a una versión agresiva que nadie pudo entender. Herrera apostó por él en el Nuevo Estadio de Los Pajaritos. No quería perderle pero esa oportunidad que le regaló firmó su sentencia
Tras aquellos 45 minutos, Ibán Salvador estaba fuera del Real Valladolid. Era el primer paso para su salida. Era aún noviembre pero, tras aquel partido, nunca más se vistió de corto. Formó parte de las dos convocatorias coperas ante la Real Sociedad, pero nunca llegó a entrar al terreno de juego. Así, fue el único jugador sin protagonismo en el mes de diciembre. Desapareció del equipo y, ahora, sale cedido. Un préstamo muy curioso. Al contrario que Luismi Sánchez, el hispano-guineano no podrá jugar ante el Pucela el 18 de febrero. Con él, pese a haber jugado 61 de los últimos 1.260 minutos, sí existe miedo. Miedo a la exposición que hizo y que tanto gustó en pretemporada.

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