Dos penaltis tontos que han costado dos derrotas

Las quejas del Real Valladolid al respecto de las últimas actuaciones arbitrales son fundadas. La no expulsión de Jorge Sáenz en Tenerife, la falta señalada erróneamente que acaba con gol del UCAM Murcia, el penalti a Javi Moyano en el Estadio Ángel Carro, las constantes pérdidas de tiempo de la SD Huesca... Pero poca culpa tienen los colegiados de los penaltis que Luciano Balbi y Alberto Guitián han cometido en las dos últimas jornadas de la Liga 1|2|3. Dos acciones en las que tanto el argentino como el cántabro se equivocan excediéndose en la respectivas acciones frente al CD Lugo y la SD Huesca.

En ambos casos son jugadas previsiblemente intrascendentes con los rivales de espaldas a la portería de Isaac Becerra. En la jugada del Ángel Carro, la pierna de Balbi contacta con la de Iriome González, derribando al jugador canario y facilitando la señalización de la pena máxima a favor de los gallegos. El penalti lo transformo Joselu Moreno y el gol supuso la derrota del Pucela en Lugo (1-0). Nunca se sabrá qué guión hubiera tenido el partido sin el error de Balbi, puesto que los vallisoletanos mejoraron ostensiblemente en una segunda parte en la que merecieron el gol y, como mínimo, un empate.
Diferente fue la acción de Guitián. El central, que ya tenía una amarilla, entró en la típica provocación de los delanteros a los defensas. Borja Lázaro se echó hacia atrás dificultando las cosas a Guitián y el jugador del Real Valladolid, en lugar de abrir los brazos para evitar mayores complicaciones, tiró de la camiseta del delantero madrileño. Un agarrón innecesario que vio el asistente de Prieto Iglesias a la perfección y cuya resolución por parte de Samu Sáiz hundió al equipo de Paco Herrera, que se quedó sin margen de reacción e incapaz de levantar el resultado.
Dos errores impropios de un equipo profesional que han costado dos derrotas y que, a buen seguro, Herrera trabajará para evitar que se repita una situación que lastra al Real Valladolid tanto en resultados como clasificatoriamente.